La economía del trueque, que consiste para los particulares en intercambiar servicios, acabará con la sociedad de consumo y constituye una revolución que se cifra en miles de millones de dólares, pero no terminará con el capitalismo, según Rachel Botsman, especialista del tema.

La economía “cooperativa”, cuyos ejemplos mejor conocidos son los sitios de intercambio de departamentos, el alquiler de vehículos entre particulares o les préstamos entre individuos sin pasar por el sistema bancario, “representa ya miles de millones de dólares“, declara Rachel Botsman, autor de “What’s mine is yours, How Collaborative Consumption Is Changing The Way We Live” (Lo que es mío es tuyo, o cómo la economía cooperativa va a cambiar nuestro modo de vida).

Así, el mercado de préstamos representaría ya unos 2.000 millones de dólares. El sitio Airbnb, que pone en relación a los particulares para alquilar habitaciones por algunos días y que no cobra gastos de transacción, permitió alquilar unos cuatro millones de noches en 2013 contra 3 millones en 2012, para gran perjuicio de los hoteleros, indica la especialista invitada a Burdeos (sudoeste de Francia) a un foro sobre el tema.

Es el final del consumidor tal como lo concebíamos. Y dentro de 10 años, (este tipo de consumidor) estará muerto“, asegura a la AFP. El consumidor no se definirá como tal sino como “miembro de una comunidad”, añade esta inglesa procedente del mundo del marketing y la publicidad. Según ella, la crisis de 2009 generó un cuestionamiento profundo de la sociedad de consumo.

La tecnología puede ahora poner en contacto a los individuos sin intermediarios y, tal como en materia de acceso a la información, internet desafía los monopolios y provoca un profundo cambio en las relaciones entre productor y consumidor, con una economía “mas repartida, menos centralizada (…) permitiendo a los individuos sentirse más capaces“.

Ello permite además “monetizar” activos que hasta entonces no lo estaban.

Algunos alquilan su tiempo a otros para hacer trámites administrativos, un mercado inexistente hasta ahora. Igual ocurre con las “plazas libres en los coches”, los minutos no utilizados en los abonos de teléfonos móviles, o el intercambio de conocimientos o saberes en línea.

Este sector, insiste la experta, conoce un crecimiento “de tres cifras”.

¿Pero ello puede provocar pérdidas de empleo en algunos sectores de la economía?

No necesariamente, responde, y da como ejemplo el intercambio de música en línea qui hizo temer el derrumbe de la industria musical, y que finalmente provocó en cambio “nuevas fuentes de ingreso”.

Hemos pasado sin problema de la televisión a Youtube, de los periódicos a los blogs“, afirma, aunque reconoce que en un primer momento “las industrias manufactureras pueden sufrir mucho” y tendrán que evolucionar hacia un “modelo de servicio” y no de producción.

Así algunas tiendas ofrecen cada vez más servicios a los particulares, y van mucho más allá de la simple venta. “Nos enseñan a hacer las cosas por nosotros mismos, en lugar de limitarse a vender un producto” explica.