Azarenka, Sharapova, Federer, Nadal y ahora Serena Williams: los favoritos de Wimbledon cayeron como moscas en el césped londinense “y todo el mundo se pregunta por qué”, resumió una de las sobrevivientes, la número cuatro mundial Agnieszka Radwanska.

Día tras día, la edición 2013 del tercer Grand Slam de la temporada mostró resultados sorpresivos, que algunos testigos o actores no consiguen explicar, aunque analizando profundamente se pueden detectar algunas pistas.

Disputado sobre una superficie “exótica” que algunos pisan una sola vez al año, Wimbledon es tradicionalmente el torneo que permite mayor protagonismo a los invitados sorpresa.

“Sobre hierba, no se ven los mismos resultados que en otras superficies. Algunos jugadores menos reconocidos son verdaderos especialistas sobre esta superficie y pueden sorprender a los mejores”, explica la polaca Radwanska.

Como ejemplo, su compatriota Lucasz Kubot, que llegó a cuartos de final con un estatus de 130 en la clasificación mundial. Remontándose apenas a los registros de 2011, se puede observar incluso un jugador peor clasificado en esta instancia en la ‘Catedral’ (Tomic, 158 mundial).

En el pasado reciente, Clément, Schuettler, Mayer y Lu entre los hombres, y jugadoras como Paszek, Zheng Jie, Brémond y Tanasugarn alcanzaron una instancia tan importante de Wimbledon con un ránking incómodo y una reputación modesta a la hora de pelear por el título.

Pero otro factor de peso es que Wimbledon casi se pisa con Roland Garros, el segundo Grand Slam de la temporada que se disputa dos semanas antes en tierra batida. Es decir, se pasa de la superficie más lenta de la temporada a la más rápida en un puñado de días y casi sin tiempo de preparación, adaptación y ritmo a los nuevos rebotes de la bola, así como a los desplazamientos.

Para los que llegan lejos en el cuadro en París, la misión se hace más difícil, incluso para jugadores como Federer o Nadal, más allá de que estos astros han logrado hacer doblete el mismo año.

“Los dos torneos que oponen todo están muy pegados. Serena jugó muy bien en tierra batida que tal vez le costó más acostumbrarse al césped” este año, afirma Patrick Mouratoglou, entrenador de la campeona estadounidense.

Conscientes del problema, los responsables han postergado una semana el inicio de Wimbledon de cara a la edición de 2015, para no chocar tanto con el Abierto de Francia.

El factor de las lesiones también ha producido cambios de lógica en los resultados. Este año, Nadal y Tsonga llegaron al All England con las rodillas al límite tras una primavera boreal muy cargada. Azarenka y Sharapova también tuvieron problemas físicos. La primera no disputó su segundo partido mientras que la segunda tildó de “peligrosas” las canchas porque patinaban.

En total, se registraron doce abandonos o bajas, nueve de ellas en la segunda ronda (récord igualado). “Una coincidencia”, según el exjugador Tim Henman, tranquilizando a los organizadores al asegurar que las canchas se prepararon exactamente igual que en las ediciones anteriores.

Al francés Tsonga se le ocurrió otra idea de la debacle de los favoritos: “el tiempo desastroso desde hace meses” que afectó y desgastó a los organismos más que lo usual.

Pero tal vez exista otro factor simple: se reduce la brecha entre los mejores y el pelotón. Durante los últimos años se hablaba constantemente de los “cuatro fantásticos” (Federer, Nadal, Djokovic y Murray), que ganaron 32 de los 33 torneos de Grand Slam desde 2005. Pero poco a poco el resto de los jugadores comienza a desafiarles con mayor confianza. Nadal sufre por rodilla, Federer envejece y Djokovic ya no es tan imbatible.

“Antes, algunos jugadores pensaban que ere imposible vencer a los mejores, pero eso está cambiando”, estima Federer. “El nivel general no deja de progresar y todo el mundo juega muy bien al tenis”, añade.