Las Fuerzas Armadas de Egipto advirtieron este lunes que intervendrán si las exigencias del pueblo no se satisfacen en un plazo de 48 horas, un día después de que millones de personas se manifestaran el domingo pidiendo la renuncia del presidente islamista Mohamed Mursi.

“Si no se satisfacen las reivindicaciones del pueblo en este periodo, (las Fuerzas Armadas) anunciarán una hoja de ruta y medidas para supervisar su puesta en marcha”, anunció el ejército en un comunicado que fue leído en la televisión estatal.

Los opositores de Mursi estallaron de dicha tras esta declaración, que según ellos, empuja al presidente hacia la salida, como lo exigen.

“Mursi ya no es nuestro presidente, Sissi está con nosotros”, coreaban los manifestantes, en referencia al general Abdel Fattah al Sissi, jefe del ejército y ministro de Defensa, cuyo rostro apareció en televisión durante la lectura del comunicado militar.

El movimiento Tamarod (rebelión en árabe), al origen de las masivas manifestaciones del domingo, estimó que “el ejército se puso del lado del pueblo”.

Los Hermanos Musulmanes, el partido de Mursi, se limitaron a declaran que están estudiando el comunicado del ejército.

Por otra parte, cuatro miembros del gobierno presentaron el lunes su dimisión, aislando aún más a Mursi.

El ejército, que tomó durante un año y medio las riendas del ejecutivo entre la salida del entonces presidente Hosni Mubarak y la elección de Mursi en junio 2012, declaró la semana pasada, a través del general Sissi, que no dejaría que el país “se hunda en un túnel oscuro de conflicto y desórdenes”.

Por su lado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, invitó a todas las partes a hacer muestra de moderación.

El domingo, millones de personas salieron a las calles determinadas a derrocar al presidente islamista Mursi, gritando consignas como “¡Fuera, fuera!”, o “¡El pueblo quiere la caída del régimen!”.

Al menos 16 personas murieron en todo el país, ocho de ellas en enfrentamientos entre partidarios y opositores de Mursi en El Cairo, indicó el lunes el ministerio de Salud.

Enfrentamientos similares habían dejado ya la semana pasada un saldo de ocho muertos, entre ellos un estadounidense.

La gran institución islámica Al Azhar, con sede en El Cairo, indicó que teme “un nuevo baño de sangre”, en especial después de “informaciones sobre las víctimas y el arresto de contrabandistas de armas que parecen haber infiltrado las manifestaciones pacíficas”.

El ejército y la policía fueron desplegados en todo el país para evitar incidentes graves. En El Cairo, la sede de los poderosos Hermanos Musulmanes fue parcialmente incendiada el domingo por la noche, antes de que la muchedumbre procediera a saquear el edificio por la mañana.

Algunos asaltantes lanzaban objetos por las ventanas, mientras que otros se llevaban cascos, chalecos antibalas, televisores, muebles y documentos, constató la AFP.

“Los Hermanos Musulmanes han arruinado al país, así que robarles es justificado”, explicó uno de los manifestantes.

La oposición había convocado manifestaciones en ocasión del primer aniversario de Mursi en el poder. Las protestas del domingo, de un nivel sin precedentes, lanzaron “La revolución del 30 de junio”, afirmaba el lunes el diario independiente Al Masry al Yum.

A unos kilómetros de la emblemática plaza Tahrir, donde los manifestantes pasaron la noche, los partidarios del primer presidente electo democráticamente en la historia del país acampaban también en Nasr City, en el este de la capital, para apoyar la “legitimidad” de Mursi.

Después de haber reunido más de 22 millones de firmas de personas que reclaman la renuncia de Mursi, el movimiento Tamarod dio por su parte un plazo de 24 horas al presidente para presentar su renuncia.

“Damos a Mohamed Mursi plazo hasta el martes 2 de julio a las 17:00 horas para dejar el poder y permitir a las instituciones estatales preparar una elección presidencial anticipada”, afirmó un comunicado de Tamarod publicado en su página web.

“Si Mursi no renuncia, el martes a las 17:00 horas comenzará una campaña de desobediencia civil total”, agregó el comunicado.

Mursi, quien antes fuera un importante dirigente de los Hermanos Musulmanes, es el primer presidente de Egipto elegido libremente.

Desde que asumió el poder se ha enfrentado a la policía, al poder judicial y a los medios de comunicación. La economía de Egipto se ha degradado, la inflación aumentó y el turismo, crucial para el país, disminuyó.