Zoe, un prototipo del cual saldrá un robot que la NASA enviará en una misión a Marte en 2020, realiza pruebas de funcionamiento en el desierto de Atacama, que reúne las mismas características físicas del planeta rojo.

El robot explorador inició las pruebas con un primer recorrido en un terreno ubicado a 2.300 metros sobre el nivel del mar, en pleno desierto, y bajo el estudio de científicos de la Universidad de Carnegie Mellon de Estados Unidos y de la Universidad Católica del Norte de Chile.

“Empezó el 15 de junio, recorrió unos 30 kilómetros. Probamos equipos de este prototipo para aprovechar las partes que sean utilizables” que se irán incorporando al robot que viajará en 2020, dijo este viernes a la AFP Guillermo Chong, investigador del Departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad Católica del Norte.

El desierto de Atacama, el más árido del mundo, ha sido utilizado por la agencia espacial estadounidense en ocasiones anteriores para probar otras unidades que han viajado en misiones espaciales, gracias a la similitud de su superficie y condiciones climáticas con otros cuerpos celestes.

“La radiación ultravioleta, la ‘hiperaridez’, los cambios climáticos entre el día y la noche, la falta de macrovida, y la ausencia de agua” son algunas de las analogías entre Marte y el desierto de Atacama, afirmó el investigador.

El prototipo, cuyo movimiento es controlado desde Estados Unidos, realizará pruebas hasta este domingo en el desierto chileno.

Durante ese tiempo, Zoe buscará rastros de microvida en el desierto, mientras los expertos revisarán sus equipos como sensores que son usados para la detección de vida, la definición de minerales que se vayan a recolectar, la captación de energía, y para tomar fotografías.

Zoe tiene un peso aproximado de 771 kilos. Su chasis está construido con aluminio y otras aleaciones, tiene varias cámaras y en la parte superior tiene dos enormes paneles solares, mientras que sus ruedas son de bicicleta, pero el robot que irá a Marte tendrá llantas de metal, sostuvo Chong.

El robot, que ya fue probado en 2005 en estos parajes, también cuenta con un laboratorio interno y un taladro que le permitirá realizar sondajes de hasta un metro de profundidad, mediante los cuales podrá detectar microorganismos.

La inversión durante la fase de pruebas del prototipo alcanzará los 100.000 dólares (cerca de 51 millones de pesos chilenos).