Los primeros manifestantes hostiles al presidente islamista Mohamed Mursi se congregaron este domingo en Egipto para exigir su dimisión, frente a los partidarios del jefe de Estado, también movilizados, lo que hace temer el estallido de nuevos enfrentamientos un año exacto después de que asumiera el cargo.

En El Cairo, los manifestantes acudían a la plaza Tahrir, en la que ya cientos de personas pasaron la noche, preparándose para la celebración el domingo por la tarde de un masivo acto para exigir la dimisión de Mursi.

Antes de esta manifestación, organizada al cumplirse el primer aniversario de la llegada de Mursi al poder, los opositores egipcios instalaron tiendas y desplegaron pancartas contra el mandatario en esta plaza, símbolo de la revuelta que expulsó del poder al presidente Hosni Mubarak en 2011.

Otros manifestantes anti-Mursi acudirán al palacio presidencial situado en el barrio de Heliópolis, en El Cairo.

Por su parte, los partidarios del presidente islamista continuaban la sentada comenzada el viernes en el barrio cairota de Nasr City, cerca del de Heliópolis, para defender la “legitimidad” del primer mandatario civil e islamista elegido en el país hace un año.

El Partido de la Libertad y la Justicia, una emanación de los Hermanos Musulmanes, de donde procede Mursi, exhortaron a una “movilización general” para defender al jefe de Estado, primer presidente egipcio libremente elegido.

Para prevenir graves disturbios, el ejército y la policía se desplegaron en todo el país, reforzando la protección de instalaciones vitales, en especial el Canal de Suez.

En efecto, estas movilizaciones hacen temer nuevos hechos violentos después de que desde el miércoles se produjeran disturbios en Alejandría y en las provincias del Delta del Nilo entre partidarios y opositores de Mursi, que se saldaron con la muerte de ocho personas, entre ellas un estadounidense.

La campaña del “Tamarrod”

Esta jornada es considerada esencial en la campaña Tamarrod (rebelión en árabe), que llama a manifestarse en masa para exigir la salida de Mursi en el mismo día en que cumple su primer año de presidente.

Tamarrod, apoyado por numerosas personalidades de la oposición laica, liberal o de izquierda, asegura haber recogido más de 22 millones de firmas en favor de una presidencial anticipada, es decir, más que el número de electores de Mursi en la elección de junio de 2012 (13,23 millones).

Las divisiones son muy profundas en Egipto, el país árabe más poblado con 80 millones de habitantes, y donde impera un sombrío clima de crisis, con una economía lastrada por la inflación y el desempleo, y una fuerte caída de la divisa nacional, la libra egipcia.

Los adversarios de Mursi lo acusan de albergar tentaciones autoritarias y de tener la vocación de instaurar un régimen dominado por los islamistas. Sus partidarios, por su lado, afirman que su legitimidad está asentada en la primera elección libre de la historia de Egipto, y acusan a la oposición de querer un “golpe de Estado”.

El presidente estadounidense Barack Obama expresó el sábado su “preocupación” ante la crisis en Egipto y llamó a Mursi y a la oposición a iniciar un diálogo “más constructivo”.

El primer año de Mursi en el poder estuvo ya marcado por varias crisis, en especial a fines de 2012, durante la redacción y la adopción por referéndum de una nueva Constitución apoyada por los islamistas, pero que ya dividió al país.