Estadios prácticamente vacíos, cobertura en la prensa limitada y una escasa presencia del evento por las calles de la ciudad: el Mundial Sub-20 de fútbol de Turquía arrancó hace diez días y terminó ya su primera fase, pero muchos en el país ni se han enterado de que ha comenzado.

“¿El Mundial de qué? Eso no sé qué es, yo lo que quiero es que comience la nueva temporada para ver al Galatasaray”, decía Oguz este domingo en la plaza Taksim, centro neurálgico de la Turquía más occidental y escenario en las últimas semanas de importantes protestas antigubernamentales.

“Aquí la gente no se interesa por eso. A mí me gusta mucho el fútbol, pero el Galatasaray sobre todo y la Champions (Liga de Campeones europea)”, añadió, señalando su camiseta, de su club favorito.

Los números parecen darle la razón respecto al bajo interés que ha suscitado el torneo en Turquía, donde tras 36 partidos disputados de los 52 totales, la media de asistentes a los estadios es de apenas 4.828 por encuentro, una cifra muy baja por el momento, teniendo en cuenta las de las pasadas ediciones.

Colombia-2011 fue la última antes de Turquía y se batió el récord de espectadores totales (1.309.929), con una media de 25.191. En Egipto-2009 la media por partido fue de 24.915 y en Canadá-2007 de 22.985.

Sin tener en cuenta la primera edición, Túnez-1977, de la que no se registran datos oficiales, la media más baja de asistencia de público a un Mundial Sub-20 la tiene Holanda-2005, con 9.667. Se espera que la de Turquía-2013 suba del dato actual a medida que se vaya acercando el desenlace del torneo.

“La verdad es que el aspecto es como de un partido amistoso sin importancia, no hay mucho ambiente antes del partido en el estadio”, decía el jueves Mónica, una española de visita en Turquía y que acudió con su novio al España-Francia, del cierre del grupo A, en Estambul.

La asistencia a ese partido, uno de los estelares de la primera fase entre dos de los equipos favoritos, fue de 7.511 según los datos oficiales FIFA, superior a la media del torneo, pero una cantidad baja en el Ali Sami Yen Arena del Galatasaray, que puede acoger a 52.000 personas.

Todo esto en un país “loco por el fútbol”, en palabras recientes del mítico exdelantero turco Hakan Sükur a la página web de la FIFA.

Pero por el momento, no loco con el Mundial Sub-20. El mismo jueves del España-Francia, apenas un par de horas después del final del partido, los aficionados seguían con mucho interés en bares y terrazas del centro de la ciudad el España-Italia, de las semifinales de la Copa de las Confederaciones.

Un torneo que sí parece suscitar por el momento más expectación entre los aficionados, que prefieren seguir por televisión a Andrés Iniesta, Neymar y Luis Suárez, antes que a las jóvenes promesas llamadas a ser sus sustitutos.

“Si Turquía llega a cuartos o semifinales, a partir de ahí la gente se interesará mucho más (por el Mundial Sub-20)”, vaticinaba esta semana Hazar, que a pesar de su pasión por el fútbol admite que apenas ha seguido el torneo juvenil en su país.

Esa es precisamente la esperanza, que Turquía, que se enfrenta el martes en octavos de final a Francia en Gaziantep, sea capaz de llegar lejos en el torneo y consiga, por fin, que este Mundial Sub-20 enganche a los aficionados locales como sí logró el anterior en Colombia.