Fue considerado por muchos investigadores como un fraude, pero un nuevo trabajo de una universidad pretende acabar con los cuestionamientos.

Se trata del manuscrito de Voynich, que dataría del siglo XV y que fue encontrado en 1912 por un antiguo vendedor de libros Wilfred Voynich, cuyo descubrimiento ha generado controversia entre quienes lo validan y quienes lo consideran como un fraude.

En este contexto, una reciente investigación -que partió en 2009- de la Universidad de Manchester sugiere que el texto comparte bastantes características de las primeras lenguas y aún más, mensajes codificados.

Así al menos lo asegura Marcelo Montemurro, uno de los autores del último trabajo, cuya técnica base fue retirar la mayoría de los términos con significados. “Decidimos que era la fórmula ideal para analizar este misterioso manuscrito. La gente ha estado discutiendo y discrepando durante décadas si se trataba de un engaño”, señaló el académico, según consignó ACB.es.

Y las conclusiones son claras: el manuscrito de Voynich contendría un lenguaje secreto. “Más allá de buscar patrones en las propias palabras, el método persigue más un patrón global en la frecuencia y el agrupamiento de las palabras que podría producir un significado… los resultados que conseguimos gracias a esta búsqueda arrojan una nueva luz sobre el contenido”, indicó Montemurro.

Para alcanzar esta resultado, el equipo científico ha manejado un sistema que analiza la entropía de las palabras empleadas en el manuscrito y la pone en relación con sistemas similares de otros lenguajes ya existentes.

En este sentido, Montemurro y su equipo compararon las escalas dominantes (agrupaciones de palabras relacionadas entre sí) en el Voynich, con las existentes en textos de un tamaño similar en varias lenguas de temáticas como el código computacional de Fortran o sobre el ADN.

Así, la escala dominante de las lenguas humanas tiene un tamaño de entre 500 y 700 palabras, mientras que la de Fortran se sitúa en torno a 300 y la del ADN sobre 10. Para el texto de Voynich el resultado fue de 800. “Buscábamos ver si la estructura que emergía del análisis podía ser tan consistente como la de un idioma real. Si hubiéramos dado con algo como el código del ADN, las conclusiones habrían arrojado más dudas sobre la naturaleza del manuscrito, pero dados los valores que obtuvimos, afirmamos que no puede descartarse que se trate de una lengua”, sentenció Montemurro.

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