La contaminación alcanzó este jueves niveles históricos en Singapur debido a los incendios provocados en bosques de la vecina isla indonesia de Sumatra para dejar tierra libre para producir, sobre todo, aceite de palma.

El índice de contaminación alcanzó este jueves a mediodía el nivel de 371 considerado “peligroso” para la salud de los cerca de 5,3 millones de habitantes de esta ciudad estad, después de haber superado durante la noche el récord histórico de 321. Cualquier índice superior a 200 está considerado como una amenaza sanitaria.

Una espesa niebla ocultaba los rascacielos y el olor a quemado invadía el barrio de negocios de esta capital de las finanzas conocida por su obsesión por la limpieza y la salud de sus habitantes. Las farmacias no tenían más mascarillas desechables y los deportistas habían renunciado al footing en los parques públicos.

“Se trata de la peor contaminación vivida en Singapur”, concluyó Vivian Balakrishnan, ministro singapurense de Medio Ambiente, que pidió a Indonesia que actúe “de manera decisiva y urgente para tratar el problema en su origen”.

En Yakarta, Agung Laksono, el ministro indonesio responsable de la lucha contra el fuego en los bosques, respondió tajantemente. “Singapur debería dejar de comportarse como un niño y de hacer todo este ruido”, declaró a la prensa y añadió que Yakarta no aceptaría ninguna ayuda financiera de Singapur, salvo si se trata de una “gran cantidad”.

Además, el ministro indonesio evocó la posibilidad de que los incendios de los bosques pudieran haber sido provocados por algunas importantes plantaciones de palmas de aceite de Singapur con importantes concesiones en la isla de Sumatra.

En Yakarta, el ministerio de Relaciones Exteriores indonesio celebrará una reunión de urgencia que contará con la presencia del director de la Agencia Nacional de Medio Ambiente de Singapur, Andrew Tan.

Cada año por las mismas fechas, la pequeña isla de Sumatra sufre la llegada de un espeso humo procedente de la vecina isla de Sumatra, donde muchos campesinos y compañías queman bosques para dejar la tierra libre para producir aceite de palma, ampliamente utilizado en la industria alimentaria.

Sin embargo, esta vez el problema alcanzó proporciones históricas.