El Reino Unido cree “improbable” que la intervención del papa Francisco ayude a resolver la cuestión de las Malvinas, indicó este jueves el embajador británico ante la ONU, Mark Lyall Granten, en Nueva York .

En abril pasado la presidenta argentina, Cristina Fernández, pidió al recién elegido papa Francisco, que intercediera para que pudiera llevarse a cabo un diálogo entre Buenos Aires y Londres por la disputa de la soberanía del archipiélago del Atlántico Sur.

Pero este jueves en Nueva York, tanto el embajador británico ante las Naciones Unidas como un representante de la asamblea legislativa de las Malvinas, Mike Summers, rechazaron esa idea.

“Lo último que necesitamos es que la religión se inserte en esto”, afirmó Summers, de visita en Nueva York para la reunión anual del Comité de Descolonización de Naciones Unidas sobre la cuestión Malvinas.

“Comparto la visión de que es improbable que la religión ayude a resolver esto”, afirmó de su lado el embajador británico Lyall Grant.

Por su parte, el canciller argentino Héctor Timerman, también presente en Nueva York, recordó que en el pasado “ya hubo intervenciones del Papa en distintos temas relacionados con la política y geopolítica”.

Timerman indicó que “fue justamente el que se decidió cómo se iba a dividir el Nuevo Mundo”, en referencia a las bulas papales de 1493 que otorgaron al Reino de Castilla y León todas las tierras al oeste de un meridiano en el Atlántico en los tiempos del descubrimiento de América.

Timerman recordó además que “cuando el papa Francisco era el cardenal Jorge Bergoglio dijo que las Malvinas son de Argentina”.

En manos británicas desde 1833, las Islas Malvinas fueron objeto de una corta pero sangrienta guerra lanzada en abril de 1982 por Argentina y que concluyó en junio de ese año con la victoria del Reino Unido. El enfrentamiento dejó 649 argentinos y 255 británicos muertos.

Este jueves, el Comité de Descolonización de la ONU adoptó una resolución, tal como lo hace anualmente desde 1965, instando a Argentina y el Reino Unido a reanudar negociaciones por la soberanía del archipiélago.