El minuto de destape que tuvo el diputado René Alinco en la Cámara Baja ha vuelto a poner el “ojo del huracán” en el Congreso. Y es que las denuncias de malas prácticas, tráficos de influencias, acoso laboral y sexual, todavía generan repercusiones en la sociedad y el Parlamento.

Si bien uno podría pensar que por tratarse de Alinco -una autoridad que cuenta con varias acusaciones en contra- las palabras podrían perder peso, esto no ocurre. Porque ha sido el mismo Congreso el que ha dado crédito con situaciones de poca transparencia y mala fiscalización. Lo cierto, es que estamos en época electoral y eso es sinónimo de peligro en este lugar, donde muchos que están preocupados de su reelección no asisten y dan pie a que se aprueben quizás qué cosas a la espalda de la ciudadanía.