En una medida que busca evitar totalmente los casos de doping en la Copa Confederaciones, la FIFA decidió que todos los jugadores que participen de la competición se verán sometidos a un análisis de su pasaporte biológico.

“Ha llegado la hora de cambiar de estrategia. De esta forma tendríamos la imagen completa del año, y en los partidos podríamos concentrarnos en ciertas sustancias como los estimulantes, lo cual facilitaría los procedimientos. A largo plazo, este sistema podría resultar más eficaz, más disuasivo y ayudar a reducir los costes”, explicó esta mañana el doctor jefe del organismo Jiri Dvorak.

Este tipo de estudio ofrece indicios de dopaje en un deportista si se observa una fluctuación anormal de sus parámetros biológicos, ya que registra todas las ocasiones en las que cada futbolista ha debido someterse a controles, permitiendo establecer perfiles que pueden ser utilizados a la hora de demostrar el uso de sustancias que no se presenten directamente en la orina o en la sangre.

De esta manera, cada uno de los convocados para el torneo continental que comenzará este sábado 15 de junio en Brasil deberá someterse a un examen de sangre que actúe como prueba de control para el resto del campeonato, la cual se comparará también con muestras obtenidas en el Mundial de Sudáfrica 2010, para determinar posibles sanciones para quienes infrinjan el reglamento.