A veces me convenzo de que los mejores E3 son los que terminan marcando una nueva generación de consolas. El resto de las fechas fijan pautas, pero no tan potentemente y a fuego como la que vimos durante esta semana.

Y claro, Nintendo lanzó su nuevo sistema durante el año pasado, pero la compañía nipona parece estar cómoda con su mote de “loco lindo” que privilegia sus franquicias y pule pequeñas joyitas con un gran componente de nostalgia, o atreviéndose con títulos que otras empresas no toman en cuenta. Pero más de eso después.

Acá los grandes peleadores fueron Microsoft y Sony, ambos entraron al octágono con máquinas de especificaciones en papel similares, pero sus presentaciones completas en sociedad fueron muy distintas.

Microsoft presentó Xbox ONE durante mayo con una recepción bastante tibia y con un énfasis en contenido accesorio a los videojugadores más hardcore, como series de televisión y las versiones anuales de sus títulos de deporte. Pero ese guiño al mainstream escondía una serie de problemas que comenzaron como rumores, y que fueron pegando como puñaladas en quienes confiaron en la marca y transformaron a las 360 en un sistema relevante económicamente, y variado en cuanto a su oferta de juegos.

Las esclavizantes medidas que impuso la compañía de Redmond fueron la sinfonía perfecta de malas ideas: restricciones a los juegos usados, conexión a Internet constante en períodos de tiempo determinados, la imposibilidad de trasladar los títulos de Xbox 360, tanto en discos como en digital al nuevo sistema, y finalmente el orwelliano concepto de Kinect 2.0… el sistema que todo lo ve y todo lo escucha.

La E3 era la oportunidad de realizar control de daños, de derribar mitos, de cambiar estrategias y ganarse al público, pero Microsoft pareciera empecinado en que odiemos a su producto. Los rumores se transformaron en realidades y cada reporte de prensa traía otro error más.

Microsoft y su tozuda defensa de un sistema encarcelado da para un seminario entero en Casa Piedra acerca de lo que NO se debe hacer en el manejo de crisis. El título podría ser: “¿Qué hacer cuando ni Killer Instinct es suficiente?”.

La historia se define de momentos y hay uno muy elocuente luego de una aguada e incómoda presentación de la compañía de la “X”. Al anunciar el precio del nuevo sistema a 499 dólares (sin sumar el costo mensual de live) le bajó la temperatura a la habitación, luego llegó el silencio y finalmente el abucheo. Microsoft cedía así una tajada potente del mercado de esta nueva generación.

La herida abierta de Microsoft no cierra aún, y sus voceros parecen no darse cuenta del gran problema en el que se encuentran. Por un lado, confirmaron que Xbox ONE no tendrá servicio de Live para funcionar en Chile en su lanzamiento, es decir, ni aunque la importen servirá en nuestro país por un buen tiempo. Y por otro lado, ante las continuas consultas de qué harán los clientes que no pueden cumplir con el demandante protocolo online de Microsoft, la compañía les recomendó usar Xbox 360. No es de extrañarse que el actual sistema siga siendo su muleta en esta nueva generación hasta que enmienden errores, idealmente.

3 Golpes y un knockout

Sony tuvo tiempo de sobra para rematar a su competidor más cercano. La tranquilidad reinaba en su presentación llena de tonos azules. Se dieron tiempo de darle un poco de personalidad a PSVita que lucha con ventas mediocres, inyectándole juegos para que no sea sólo comparsa de PS4 sino una experiencia aparte.

Con la perspectiva de los días, salvo la última media hora, Sony mantuvo una presentación muy similar.

Respaldó a sus estudios propios que tienen una voz y una calidad definida y luego le dio espacio a los desarrolladores externos. Es en este espacio Sony dio el primer golpe, un gran porcentaje de los desarrolladores independientes que hicieron de Xbox Live Arcade una plataforma interesante y novedosa, están ahora preparando sus nuevos títulos para la compañía, una bendición para quienes no sólo viven de Call Of Duty y FIFA, sino que buscan estudios que priman la variedad, creatividad y jugabilidad en sus títulos.

Sony tenía a Microsoft en las cuerdas, y lo sabía, con sorna demostraron que no seguirían las mal concebidas medidas online de su competidor, recalcando que los juegos se pueden vender, prestar o regalar. Avisaron con fuerza que no requerían estar constantemente conectados a Internet, y que si bien para jugar online debían pagar, existía una serie de beneficios asociados.

Sony tomó impulso y le pusó a Microsoft un gancho a la mandíbula potente. Playstation 4 costará 399 dólares, 100 menos que su competidor. El público bramaba de emoción.

La compañía japonesa en rigor sólo tuvo que mantener el status quo. Sony ganó porque Microsoft quitó libertades que jamás debió haber apartado. El vencedor estaba definido.

Pero finalicemos con algo más “zen”. Nintendo desde la comodidad de su sistema de Nintendo Direct anunció la que parece ser la experiencia de Pokémon definitiva con sus versiones “X” e “Y”. También Super Mario 3D Land introdujo un traje de gato a una experiencia más que probada y Donkey Kong Country vuelve con Tropical Freeze, con todo el encanto retro (dato extra: el compositor musical de la versión de Super Nintendo vuelve en esta entrega).

En los desarrolladores externos Platinum Games brilló con la segunda parte de uno de los mejores juegos de esta generación con Bayonetta 2, manteniendo su estilo, nivel de dificultad y endemoniado gameplay.

Pero lo mejor quedó al final. El bombardero azul, Megaman, en su encarnación de la era de 8 bit estará presente en Super Smash Bros para Wii U y 3DS. Un círculo perfecto para un personaje que nació en los sistemas de Nintendo y vuelve en uno de los títulos insignia de la compañía nipona.

Sin duda esta generación será interesante, con Microsoft herida por sus propios errores, Sony aprovechando esta situación, aprendiendo además de las lecciones de PlayStation 3 y finalmente con Nintendo que vive en su mundo aparte, colorido e imperturbable siempre abierto a la innovación y la jugabilidad.

Mike Haggar
Participó en el podcast de videojuegos, cine y TV “Procesador”. Preocupado de estos tipos de entretenimiento desde el amateurismo… por ahora.