El norte de Alemania y Hungría siguen luchando este viernes contra las inundaciones históricas que también afectan a varias regiones de Europa Central y obligaron a evacuar a miles de personas.

Desde el inicio de las inundaciones se registró la muerte de 12 personas, ocho de ellas en la República Checa, donde la crecida de las aguas provocó pérdidas multimillonarias con viviendas destruidas, fábricas anegadas e infraestructuras devastadas.

En Alemania, el presidente de la cámara de Comercio e industria, Eric Schweitzer, recordó que en 2002 habían costado 11.000 millones de euros a la economía.

“En algunas regiones la amplitud de los daños va a superar los de 2002″, dijo Schwitzer.

La situación era particularmente inquietante en las orillas del Elba y sus afluentes, donde ciudades invadidas o amenazadas por las aguas fueron en gran parte evacuadas.

La situación en la gran ciudad obrera de Bitterfeld, conocida por la industria química, y en la pequeña ciudad de Muhlberg preocupó a las autoridades.

En Muhlberg, 4.000 habitantes, situada a 150 km de Berlín, fue evacuada por centenas de personas que acataron las consignas oficiales, sin embargo, en ese momento el agua todavía no ingresaba, pero el Elba ya alcanzaba la cota de 9,89 metros, apenas 10 cm por debajo de la altura de los diques.

Camiones y jeeps de la Bundeswehr y de la Cruz Roja se estacionaron en la entrada del burgo transformado en campo atrincherado, donde decenas de voluntarios intentaron rellenar bolsas de arena lo más rápido posible.

“Tenemos miedo. Pero debemos esperar aquí porque tenemos animales”, dijo a la AFP Silke Christen, 47 años, que tiene un haras.

En Baja Sajonia, cerca de Lunebourg, centenas de militares y voluntarios civiles trabajaron juntos toda la noche para reforzar los diques con bolsas de arena.

En total, 11.300 soldados alemanes fueron movilizados en seis regiones.

En Hungría el río Danubio creciendo y tres comunas ubicadas 50 km río arriba de Budapest – Kisoroszi, Domos y Pilismarót- estaban cercadas por el agua.

La situación es crítica en Gyorujfalu, un pueblo de 1.500 habitantes cerca de Gyor, donde un desprendimiento de tierras debilitó un dique de protección, lo que exigió la movilización urgente de 400 soldados para estabilizarlo.

“Hemos logrado elevar los diques a una altura suficiente y estabilizar en parte la parte que se había debilitado”, dijo el alcalde de la ciudad Attila Nagy.

Unos 10.000 húngaro pasaron la noche trabajando para apuntalar los diques de protección a lo largo de los 700 km del río Danubio.

Hasta el momento fueron evacuadas 500 personas, pero algunas hipótesis pesimistas consideran que los evacuados podrían llegar a ser decenas de miles.

En las zonas donde el agua comienza a retirarse, en la mayoría de los casos lentamente, los habitantes descubren el alcance de los daños.

“Los muebles y las camas ya no sirven, hay que tirarlos”, dijo a la televisión de la República Checa pavel Petrus, un habitante de Horin, ciudad ubicada en la confluencia del Moldava y el Elba.

En Austria los campesinos temían lo peor: “Una inundación como esta cada diez años ya es damasiado. Pero fuimos afectados en 2002, 2009 y dos veces en 2012. Y este año todavía no terminó…”, se lamentó el agricultor Hubert Kapp, en Aigen, en declaraciones a la agencia austriaca APA.