Un estudio presentado en la Universidad de Concepción revela qué tan solidarios somos los chilenos. A través de entrevistas personales, más de 5 millones de personas evaluaron su caridad con el prójimo.

Por cerca de tres años se desarrolló un trabajo minucioso para dar con los factores que favorecen o dificultan las conductas de ayuda a los demás, y las visiones, percepciones o emociones que tienen los chilenos sobre las personas en situación de pobreza y exclusión social.

Primero, la caridad del chileno pasaba por dar dinero a los más necesitados, pero la tendencia ha ido cambiando: ahora, y principalmente por gestión de los más jóvenes, la solidaridad se traduce en tiempo. Así lo señaló el jesuita Pablo Walker, capellán general de Un Techo Para Chile.

Los movimientos sociales se han desarrollado, en parte, por este cambio “cultural” de la solidaridad en los jóvenes y los chilenos en general, que han avanzado hacia un “despertar” de la sociedad.

El estudio lo desarrolló el Centro de Medición MideUC, la Universidad de Concepción y el Hogar de Cristo.

Con un 3.3 la región del Bío Bío está bajo la media nacional que alcanza un 3.6, obteniendo el segundo puntaje más bajo.

De un rango de 0 a 10 los entrevistados pusieron nota a los estereotipos, y las conductas y valores asociados a la solidaridad. Y es que el estudio revela cómo avanza en estas materias un país “ofensivamente desigual”, sostuvo Walker.

La encuesta nacional contó con un universo de 5 millones 300 mil personas, pertenecientes a todos los grupos socioeconómicos entre los 18 y 64 años de edad; residentes en hogares particulares de Santiago, Antofagasta, Viña del Mar, Valparaíso, Concepción, Talcahuano y Temuco.