El presidente sirio Bashar al Asad reconoció implícitamente haber recibido el sofisticado sistema de misiles de defensa antiaérea S-300 rusos, lo cual dificultaría cualquier posible intervención armada extranjera en Siria, país ya devastado por dos años de revuelta convertida en guerra civil.

Moscú, un aliado de Asad, había justificado el martes su decisión de suministrar el sistema de defensa antiaérea a Damasco, cumpliendo así con un contrato firmado años atrás. El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov también afirmó que este suministro impediría “internacionalizar el conflicto”.

En declaraciones a la televisión Al Manar, perteneciente al movimiento chiita libanés Hezbolá, que habrán de difundirse este jueves, Asad fue interrogado sobre la entrega de los misiles de defensa antiaérea rusos.

“Todos los acuerdos con Rusia se cumplirán y una parte ya se ha cumplido recientemente”, contestó el mandatario sirio.

Por otra parte, la Coalición Nacional opositora siria pidió este jueves que organizaciones internacionales de asistencia, como la Cruz Roja o la Media Luna Roja, evacúen a los numerosos civiles heridos en los combates que libran ejército –con el apoyo del movimiento libanés Hezbolá– y rebeldes en la estratégica ciudad de Quseir.

“Quseir ha sufrido constantes bombardeos”, indicó la coalición en un comunicado, afirmando que “un gran número de civiles que viven en la zona resultaron heridos, como consecuencia del ataque a la ciudad lanzado hace dos semanas” por el ejército sirio.

La coalición habla de una “aguda escasez de médicos” y otros profesionales de salud que “debería llevar a organizaciones internacionales de asistencia a reaccionar inmediatamente para salvar a los civiles heridos”.

“Hay que trasladar fuera de la ciudad a estos civiles lo antes posible”, agrega, estimando necesario que “la Cruz Roja y la Media Luna Roja, así como organizaciones independientes e imparciales, actúen con urgencia”. “Tienen que entrar en la ciudad, rescatar a los civiles inocentes y brindarles la necesaria protección”, escribe.

El ejército sirio anunció que se había apoderado del aeropuerto de Dabá, una señal de que prepara una ofensiva final junto a Hezbolá contra los rebeldes de Quseir. Washington, por su parte, exige “la retirada inmediata” del movimiento chiita libanés de Siria.

El ejército sirio controla ahora todas las salidas de Quseir, ciudad estratégica tanto para el régimen como para los insurgentes, y puede lanzar una ofensiva generalizada contra el último reducto de rebeldes en esta ciudad del centro-oeste de Siria.