El multimillonario británico Richard Branson dio el jueves a los futuros líderes de América del Norte su receta de una empresa bien gestionada: delegar responsabilidades, escuchar a la gente, invertir en ella e introducir mayor flexibilidad en el lugar de trabajo.

“Alguien quiere trabajar desde casa, lo hace, otro quiere trabajar a tiempo parcial, muy bien, otro quiere una licencia de tres meses sin goce de sueldo, de acuerdo”, dijo el jefe del grupo Virgin, ante las preguntas de quienes claramente trataban de desentrañar el secreto de su éxito en los negocios, durante la conferencia C2-MTL 2013 en Montreal sobre comercio e innovación.

“El trabajo debe ser agradable”, añadió Branson, quien fue el último en hablar en esta reunión internacional realizada en un edificio industrial convertido en una discoteca gigante, al ritmo de música tecno y destellos de luz láser.

Preguntado sobre la zona que elegiría hoy para lanzar su primera empresa, el fundador de la compañía de turismo espacial Virgin Galactic, que espera ser uno de los primeros clientes del vuelo inaugural en diciembre, respondió “energías renovables”.

“La industria las pide a gritos. La energía hace girar al mundo, pero lo destruye al mismo tiempo”, dijo, antes de evocar, en un tono optimista, el futuro de la energía eólica, y especialmente la modernización de los edificios para reducir el consumo de energía.

Si bien reconoció que en algunas áreas -como la introducción de combustibles más limpios- la cooperación debe ir antes que la competencia, se negó a renunciar a esta última: “Si las empresas trabajan juntas, en última instancia le costará más caro al cliente”, aseguró.