Hace 15 días inició una huelga legal el sindicato Nº 2 del diario El Mercurio de Valparaíso, organismo sindical que además agrupa a periodistas, diseñadores y gráficos de los diarios La Estrella de Valparaíso y El Líder de San Antonio. Las demandas se basan principalmente en que desde el año 2005 no se reajustan los sueldos.

Según lo que ha dicho el presidente del sindicato, Miguel Campos, la propuesta de la empresa en esta negociación colectiva fue rebajar los sueldos base a 220 mil pesos y de ahí incrementarlos con bonos, lo que fue rechazado por los trabajadores.

A esta situación de los empleados de “planta” de la empresa -por decirlo de una forma entendible- se suma la situación de los llamados “colaboradores”, es decir, de aquellos trabajadores (principalmente periodistas) que cubren los turnos de apoyo, fines de semana, festivos u otra contingencia. Estos trabajadores denuncian que desde hace 15 años que no se reajustan los sueldos a honorarios donde reciben, dependiendo el contrato, 1.000 pesos por hora de trabajo o 10.000 pesos por día trabajado.

En las afueras del emblemático edificio de calle Condell en Valparaíso, los trabajadores se reúnen estos días con bombos, silbatos, carteles, afiches, pancartas y globos, siendo ahora el centro de las miradas de automovilistas y transeúntes; transformándose en la noticia.

Que irónica es la vida, sobre todo cuando esos mismos periodistas, esos mismos reporteros gráficos han estado en cientos de marchas y en cientos de protestas, hoy están del otro lado de la moneda.

Más irónico es pensar que en los momentos más álgidos de la dictadura, El Mercurio jugó un rol preponderante en el aparataje comunicacional que montaron los servicios represivos de Pinochet, como quedó demostrado en el documental “El Diario de Agustín”, y hoy son sus propios trabajadores los que viven en carne propia el mas puro ejemplo de la indiferencia y el desprecio que tienen algunos empresarios por la llamada “clase trabajadora”.

Hoy, al igual que en aquellos años, El Mercurio guarda silencio, porque hasta ahora no ha emitido declaración alguna respecto a la huelga.

La vida se encarga de darnos lecciones siempre; en cada momento, en cada minuto, en cada vuelta de la esquina hay algo que aprender. Muchas veces aquellos que abrazan este noble oficio de comunicar sin mas herramientas que las que la vida misma les ha dado, han sentido el descrédito de aquellos que tuvieron la suerte y el privilegio de obtener esas herramientas en un aula universitaria.

Qué irónica es la vida, pero qué sabia al mismo tiempo, porque nos enseña que cuando se llega a estas instancias, ni el más ostentoso título, magíster o MBA sirve de escudo para defendernos de las injusticias. El obrero analfabeto vale lo mismo que el letrado académico ante los ojos del empresario inescrupuloso.

El documental “El Diario de Agustín” plantea como fondo, la responsabilidad informativa de El Mercurio en la dictadura y lo emplaza a pedir disculpas al país por el encubrimiento comunicacional sistemático de las violaciones a los derechos humanos… muchos esperan un paso mas allá: Si El Mercurio mintió, fue el letrado quien lo escribió. Aún cuando las jefaturas lo hayan impuesto, esos profesionales tuvieron la posibilidad de elegir mentir o no mentir; ellos eligieron mentirle al país, transformándose en cómplices del encubrimiento; peor aún con los años siguieron guardando silencio, agravando la complicidad, tal como el soldado que obedeció a sus oficiales y que con los años aun no quiere hablar.

Hoy El Mercurio junto con deberle una disculpa al país, se la debe también a sus trabajadores, pero a esos trabajadores que no le rinden pleitesía al Gobierno ni a las autoridades de turno; a esos que intentan ser objetivos y pluralistas en un medio que abiertamente no lo es; a esos que luchan contra la soberbia y la hegemonía de los que siguen guardando silencio y que hoy intentan rasgar vestiduras frente a una injusticia solo porque los afecta.

Francisco Ovalle
Radio Bío Bío en Valparaíso y BioBioChile.