Centenares de personas repudiaron el posible entierro de los restos de Jorge Videla en Mercedes, 110 kilómetros al oeste de Buenos Aires, durante un acto en la plaza principal de la ciudad natal del exdictador argentino, fallecido el viernes en la cárcel.

“Ni vivo ni muerto, que no descanse en paz”, “Apertura de los archivos de la dictadura”, rezaban algunos de los carteles que portaban los vecinos, además de pancartas con los nombres de desaparecidos mercedinos durante el régimen de facto (1976 a 1983).

En medio de la plaza, los manifestantes dejaban al descubierto una gran placa de mármol con los nombres grabados de los 22 desaparecidos y de los cinco asesinados que dejó el régimen militar en la ciudad que tiene actualmente unos 65.000 habitantes.

Videla, nacido en Mercedes el 2 de agosto de 1925, falleció el viernes en un penal de la periferia de la capital argentina, condenado a dos cadenas perpetuas por delitos de lesa humanidad. Sus familiares aún no informaron dónde será inhumado.

“Esto es una clara demostración de lo que piensan los habitantes de Mercedes. Repudiamos lo que fue Videla y la dictadura”, dijo Marcelo Melo, director de derechos humanos de la municipalidad.

Durante la jornada, los periodistas montaron guardia frente al cementerio local, donde existen dos antiguas bóvedas relacionadas con el exdictador, una de la familia paterna y otra de la materna.

“No quisiera que lo enterraran en Mercedes, pero no soy quien para juzgarlo. Videla no se ganó nada para estar acá. Los desaparecidos no tuvieron la posibilidad de elegir”, dijo de su lado Jorge Silva, un fontanero de 63 años.

Sergio López, secretario de gobierno del municipio, dijo que aún no tenían confirmación de que los restos podrían ser inhumados en la ciudad. “No le podemos cercenar ese derecho a ningún mercedino, incluso al peor de ellos, como en este caso”, explicó.

Videla, junto con los exmiembros de la Junta Militar de Gobierno Eduardo Emilio Massera y Orlando Ramón Agosti (este último también oriundo de Mercedes), habían sido declarados personas no gratas por el municipio en 1998.

Unos 30.000 opositores fueron desaparecidos durante la dictadura y la gran mayoría de ellos llevados a unos 350 campos de torturas y exterminio diseminados por el todo el país en aquella etapa, según organismos humanitarios.