A tres días de la primera final germana de la Champions League entre el Bayern de Munich y el Borussia de Dortmund, Alemania se prepara con entusiasmo para una cita que eleva su fútbol al rango de gran potencia.

Desde que los dos clubes eliminaron en semifinales al Barcelona y al Real Madrid, Alemania espera un acontecimiento inédito, que ha vuelto todas las miradas hacia las virtudes de la Bundesliga.

En Munich y en Dortmund, la febrilidad se ha apoderado de los aficionados al fútbol. Las 25.000 entradas de que dispone cada club para la final, el sábado en el estadio londinense de Wembley, se vendieron en un visto y no visto. El Borussia recibió hasta 500.000 solicitudes.

En Dortmund se acondicionarán tres espacios con pantallas gigantes para los que no podrán viajar a Londres, mientras que en Munich se vieron larguísimas colas para obtener los billetes gratuitos que darán acceso el sábado al Allianz-Arena (45.000 plazas), donde está prevista una retransmisión del partido. También se podrá ver el encuentro en la “Theresienwiese” donde tradicionalmente se instala la Oktoberfest, la gran fiesta de la cerveza.

El entusiasmo en la capital de Bavaria ha llegado hasta tal punto que la orquesta filarmónica ha grabado un himno a la gloria del club, dirigido por Lorin Maazel vestido del Bayern, que está teniendo un gran éxito en Youtube.

Pero la mayor concentración de hinchas (se esperan 100.000) tendrá lugar en Berlín, ante la Puerta de Brandeburgo. Este miércoles podían verse los preparativos, bajo la divisa “Alemania celebra la 35ª jornada” de la Bundesliga, que en realidad cuenta con 34.

Al igual que está sucediendo en el plano económico, el país se felicita por el poderío recobrado en el fútbol europeo, tras las reformas acometidas a comienzos de los años 2000 para mejorar la competitividad de los clubes. En este sentido, la presencia de la canciller Angela Merkel en Wembley tendrá una fuerte carga simbólica.

Según el redactor en jefe de la revista “11 Freunde”, Philipp Köster, no hay nada de sorprendente en todo esto.

“El fútbol se ha convertido en el gran espectáculo de Alemania. Y se ha convertido también en el principal factor creador de vínculos en la sociedad”, explicaba Köster esta semana en una charla con corresponsales extranjeros.

“Ahora mismo, toda Europa tiene los ojos puestos en la Bundesliga”, asegura Christian Seifert, el jefe de la liga alemana de fútbol (DFL).

“¿Somos actualmente el mejor campeonato del mundo? Lo demostraremos en los años próximos, si hacemos gala de constancia”, dijo. En cualquier caso, apostilla, “podemos estar orgullosos”.

Para la leyenda Franz Beckenbauer, “sería el momento de demostrar que los alemanes han tomado el mando”.

La final, motivo de orgullo para muchos alemanes, los tiene sin embargo divididos.

Según un sondeo TNS Emnid, el 67% pronostica una victoria del club bávaro, que jugará su tercera final de Liga de Campeones en cuatro años. Sin embargo, el 49% desea una victoria del Borussia, y sólo un 30% la del Bayern.

“El apoyo del que goza el Dortmund responde a la animadversión que inspira el Bayern”, comenta Philipp Köster.

“El Bayern es el club más querido y odiado de Alemania, porque encarna todo lo que a la gente le gustaría tener, es decir, éxito, inteligencia, buen gusto. Al mismo tiempo, tiene algo de espantoso; todo es tan calculado, tan sin sorpresas”.

El sábado por la noche, la famosa frase del delantero inglés Gary Lineker, tras una derrota en la semifinal de la Eurocopa 1996, cobrará todo su sentido: “en el fútbol se juega 11 contra 11, y al final, gana Alemania”.