La cultura no es prioridad para los gobiernos chilenos. Y esta última cuenta presidencial fue particularmente gráfica para ratificar esto.

Y como la cuenta fue por episodios abundante en cifras, vamos a ellas. De un discurso de unos 140 minutos, el Presidente destinó algo más de un minuto y medio a la Cultura, y eso después de dos horas de iniciado éste. Siendo generosos, se podrían sumar algunos segundos en que habló –en relación a pueblos originarios- a identidades y multiculturalidad.

Lo que dijo el Presidente

En los pocos segundos que habló partió y destinó gran parte del tiempo a los avances en infraestructuras culturales, como son los nuevos 5 nuevos teatros regionales y los centros culturales en distintos niveles de desarrollo y avance. Sin lugar a dudas un gran avance y logro.

Luego destacó el aumento de los fondos públicos destinados a cultura en un 30% .

Después mencionó la aprobación de las modificaciones a la Ley de Donaciones Culturales –la llamada Ley Valdés-, ampliando tanto a los potenciales donantes como flexibilizando el mecanismo de donación. Cabe destacar que esta ley se aprobó en forma unánime en el Senado y con un voto en contra en la Cámara de Diputados.

Por último habló del proyecto de ley para crear el Ministerio de Cultura, firmado hace dos semanas en el Palacio de La Moneda, el que publicáramos en www.biobiochile.cl hace algunos días, y que posiblemente no será aprobado durante la gestión Piñera por el breve tiempo que le queda de Gobierno, por ser un año electoral, por no haber construido consensos previos y contar con varios puntos cuestionables y otros simplemente no abordados, en especial en lo referente a Patrimonio.

Dudas y deudas que dejó el discurso

Llama la atención que no mencionara nada respecto a Patrimonio –un tema central de “su” Fundación Futuro-, ni referido a la reconstrucción ni a otras materias, en particular en lo que implicaría el nuevo ministerio.

Quedan dudas que, si bien se está haciendo mucha infraestructura cultural, no se hable sobre los planes de gestión y de financiamiento de los mismos, un punto central y crítico en este ámbito. Y eso sin entrar a la carencia de una evaluación sería y profunda de cómo ha estado funcionando la infraestructura cultural que se ha hecho desde la vuelta de la Democracia, tanto en gestión, propuesta cultural y en su arquitectura.

También se hubiese deseado escuchar algo sobre una Política Cultural, algo que vaya más allá de edificios más o menos, de más o menos fondos, y de sentido articulador a lo que se está haciendo.

No hubo ninguna palabra referida al cine, que pasa por un tan buen momento.