Por René Naranjo S.

La cineasta chilena, conocido por sus documentales ‘Opus Dei’ y ‘El mocito’, estrenó hoy en Cannes su primer largometraje, un filme rodado en la Araucanía que expone en forma sutil la abismal distancia que existe entre los chilenos y el pueblo mapuche.

Filmada en el segundo semestre de 2012 en la bella zona de Currarrehue y Coñaripe, en la Araucanía, ‘El verano de los peces voladores’ es el primer largometraje de ficción de la autora de los premiados documentales ‘Opus Dei’, ‘I love Pinochet’ y ‘El mocito’.

Su estreno mundial tuvo lugar hoy, en la Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes, y dividió opiniones con una propuesta basada más en las atmósferas que en un relato convencional, que presenta la temporada de vacaciones que una familia acomodada pasa en su fundo del sur, en una zona de comunidades mapuche. A esa familia pertenece Manena (Francisca Walker), joven hija de padres indolentes y burgueses (Gregory Cohen y María Izquierdo), quien descubre, con mirada inquieta y tímida, los límites de su ‘vida privilegiada’, como le dice su padre, y la existencia de una realidad diferente, instalada ante sus narices, en la presencia de los trabajadores de su propia casa.

Ciertamente, de acuerdo a la trayectoria de Marcela Said, la crítica chilena y mundial acreditada en el Festival de Cannes podía esperar un filme que retratara de manera directa lo que en Chile se acostumbra llamar ‘el conflicto mapuche’. Sin embargo, la directora toma una opción distinta. ‘Yo sé que están todos esperando una película política, porque vengo del documental, pero esta quizás puede ser mas política aún, porque habla mucho del contexto y de la tensión’, dice Marcela
Said, justo después de terminada la función de prensa de ‘El verano de los peces voladores’. Y agrega que ‘Yo ya di un giro. Esta es una pelicula de atmósferas y no es sobre el conflicto mapuche. Es una película sobre la invisibilidad del conflicto mapuche, sobre la tensión que existe allí. Cuando yo traté de explicarlo, antes de que los periodistas vieran el filme, era muy difícil, por eso dije ‘tienen que ver la película para poder comprenderla, es otra cosa’.

Justamente, las noticias sobre incendios o asaltos se conocen a los lejos en el filme, no se ven en forma directa y funcionan como un trasfondo, nunca como un elemento que se apodere del primer plano narrativo. Apoyada en la impecable y hermosa fotografía de Inti Briones, la cámara de Said se instala en una dimensión silenciosa, con pocos diálogos y numerosas escenas rodadas en el bosque, entre la niebla, a través de vidrios o al borde del lago. Ahí se mueve
la narración, entre senderos y riberas, fogones y sectores umbrosos, en planos que rara vez llevan a solucionar una situación, sino más que nada a plantear dudas, como si rodeara a un objeto al cual le resulta imposible aprehender.

Sobre la elección como eje de su filme de un personaje como Manena, joven sin mayor conciencia respecto de su entorno ni de los sucesos que ocurren en la zona, Marcela Said explica que ‘la protagonista es alguien que, como muchos jóvenes chilenos, percibe algo sin lograr entrar del todo al conflicto. Creo que esta es una mirada lo más honesta posible desde el mundo huinca, desde el cual uno no puede entender cabalmente qué es lo que pasa. Estamos hablando aquí del
mundo huinca chileno más general, no del ideologizado o comprometido con la causa. En este sentido, creo que cualquier joven de nuestro país puede identificarse con alguien como Manena’.

http://www.youtube.com/watch?v=njC9Vbtw3tk