La creciente competición por el agua podría degenerar en un conflicto si los países no cooperan para compartir este bien cada vez más escaso, advirtieron este lunes los líderes de los países de la región Asia-Pacífico.

Los esfuerzos regionales para garantizar el acceso al agua, tanto en el centro como en el sureste asiático, han generado tensiones entre vecinos que dependen de los ríos para dar de comer a una población en pleno crecimiento.

La urbanización vertiginosa, el cambio climático y la creciente demanda de la agricultura aumentan la presión sobre este bien cada día más escaso, mientras la mayoría de la gente de la región no tiene acceso al agua potable pese al fuerte crecimiento económico registrado en los últimos años.

“Podría haber una guerra por los recursos”, dijo la primera ministra tailandesa Yingluck Shinawatra en la Cumbre del Agua Asia-Pacífico, celebrado en la norteña ciudad tailandesa de Chiang Mai.

“Ningún país de esta región puede hacer frente a estos desafíos en solitario”, dijo, resaltando que este tipo de foro es el camino para que los países sacien su sed de manera pacífica.

Pero, precisamente, una empresa tailandesa está detrás de la construcción de la polémica represa en el río Mekong en Lagos, un proyecto criticado por dos países afectados situados aguas abajo, Vietnam y Camboya, que temen que arruine sus industrias agrícola y pesquera.

Los delegados adoptaron este lunes la “Declaración de Chiang Mai” en la que abogan por construir una resistencia regional para prevenir los desastres naturales, compartir los conocimientos técnicos en la gestión de los recursos y llevar la seguridad en materia acuífera a lo alto de la agenda.

Los países asiáticos necesitan invertir unos 380.000 millones de dólares en los sistemas de agua y saneamiento hasta 2020 si quieren lograr garantizar este recurso, dijo el sultán de Brunei Hasanal Bolkiah en el foro.

Esta “garantía vital” se produce con el telón de fondo de la competición que “podría abocar en disputas internacionales”, advirtió.