Unos doscientos indígenas y pescadores ocupan desde hace cinco días el sitio de obras de la represa de Belo Monte, en el corazón de la Amazonía brasileña, exigiendo la presencia de un funcionario del gobierno para negociar, en la séptima ocupación desde junio.

“Queremos que nos entiendan. Pedimos que un representante lo más cercano posible a la presidenta Dilma Rousseff venga a vernos”, declaró este lunes en contacto telefónico uno de los responsables de la ocupación, el cacique Valdemir Munduruku.

Los indígenas de las etnias Munduruku, Xypaia, Kuruaia, Canela y Juruna, reivindican que se aplique “la consulta previa a los pueblos indígenas”, o sea, que las autoridades les consulten antes de tomar cualquier decisión concerniente a los trabajos de la represa.

“Deberían consultarnos pero en lugar de eso nos envían a la policía y a los soldados; ellos no dejan entrar al abogado que nos defiende”, criticó el cacique.

Una responsable de prensa del consorcio Norte Energia, a cargo de la construcción, confirmó la ocupación de las obras de la represa en construcción, que se eleva sobre el río Xingu en el estado amazónico de Pará, con un costo de más de 13.000 millones de dólares.

“Los trabajos se han detenido en el cantero principal de obras denominado Belo Monte, donde será implantada la mayor parte de las turbinas. Es una detención parcial, de uno de los cuatro canteros”, afirmó la portavoz desde Brasilia, precisando que las reivindicaciones de los ocupantes “son dirigidas al gobierno federal”.

Unos 6.000 obreros han debido cruzarse de brazos desde hace cinco días y el viernes unos 80 efectivos policiales, de la Fuerza Nacional de Seguridad y de la Policía Militar del estado, fueron enviados para proteger el sitio.

“Este lunes debemos salir del cantero para dar una conferencia de prensa y difundir una carta con nuestras reivindicaciones”, declaró Munduruku.

En la carta, los indios y pescadores locales afirman: “Ustedes apuntan sus armas contra nuestras cabezas. Sitian nuestras tierras con soldados y camiones de guerra, hacen desaparecer nuestros peces (…). Lo que queremos es simple: deben aplicar la ley de consulta a los indígenas”.

La construcción no se encuentra directamente en tierras indígenas, pero las comunidades aborígenes, muchas muy cercanas, aseguran que sufrirán con el impacto que tendrá en la selva y el rio.

Belo Monte es la mayor represa en construcción en Brasil y la tercera del mundo. Suministrará 11.233 MW, o sea 11% de la capacidad instalada del país. Su funcionamiento implicará la inundación de 502 km2.

El gobierno prevé inversiones de 1.200 millones de dólares para reducir el impacto social y ambiental.

La primera turbina debe comenzar a funcionar en 2015 y la última en 2019.