El número de muertos por el derrumbe de un edificio en Bangladesh -ocurrido en abril- en donde funcionaban talleres de confección asciende ya a 622, informó este domingo una fuente militar.

La cantidad de muertos confirmados ascienden ahora a 622, tras la recuperación de 53 cuerpos sin vida de entre los escombros de la peor catástrofe industrial del segundo exportador de textil del mundo, detrás de China, dijo a la AFP el teniente Imran Khan, miembro del equipo responsable de las tareas de rescate.

El Rana Plaza, de ocho pisos y ubicado en Savar, en las afueras de la capital, colapsó el pasado 24 de abril cuando unos 3.000 obreros de la industria del textil trabajaban en cinco talleres de confección diferentes.

Según las autoridades, 2.437 personas pudieron ser salvadas.

Los esfuerzos de identificación son difíciles debido al estado de los cuerpos de las víctimas, a menudo en estado de descomposición avanzada o mutilados, informaron las autoridades.

“Hemos identificado sólo a un puñado de ellos, gracias a teléfonos móviles en sus bolsillos o a tarjetas de identificación de empleado del taller”, explicó a la AFP el administrador adjunto del distrito de Dacca, Zillur Rahman Chowdhury.

El fuerte olor a descomposición sugiere que aún hay cuerpos de víctimas debajo de los escombros.

Según un responsable de la investigación, las vibraciones provocadas principalmente por cuatro enormes generadores de electricidad instalados en los pisos superiores del edificio provocaron el desastre.

Además, según el arquitecto del edificio, Masood Reza, el inmueble no fue diseñado para soportar el peso de toda la maquinaria y los generadores instalados en las fábricas de prendas de vestir, sino para albergar oficinas o centros comerciales.

La policía de Bangladesh arrestó a 12 personas, incluyendo al propietario del edificio y cuatro personas responsables por las fábricas, por haber forzado a los empleados a continuar trabajando a pesar de las fisuras que aparecieron en el inmueble el día anterior al derrumbe.

La tragedia ocurrió cinco meses después que un incendio provocara la muerte de 111 personas en otra fábrica textil.