Los colombianos desertores de las FARC brindarían instrucción a narcotraficantes en Bolivia, afirma el responsable de la lucha antidrogas del país en una entrevista exclusiva que publica este domingo el diario El Deber.

“Por datos de inteligencia, son colombianos desertores de las FARC y su presencia en Bolivia es para instruir a narcotraficantes” precisó el viceministro de Defensa Social boliviano, Felipe Cáceres.

Hasta ahora, los informes oficiales bolivianos negaban que grupos extranjeros ilegales tuviesen presencia en el narcotráfico en Bolivia.

Cáceres agrega que “llegan por algunos contactos que tienen con narcotraficantes que les piden sus servicios para su instrucción paramilitar con el fin de defender sus pozas de maceración o laboratorios”.

El funcionario explica de esta manera las razones por las cuales se ha hecho cada vez más frecuente la captura de ciudadanos colombianos en los operativos antidrogas.

“Semanas atrás se detuvo en Santa Cruz (este) a nueve colombianos dentro de laboratorios de cocaína”, dijo Cáceres tras agregar que también en un operativo en Los Yungas (noreste) “se detuvo a dos colombianos sin autorización de migración”.

Durante la asamblea anual de la OEA realizada en 2012 en Cochabamba (centro), la canciller colombiana, María Angela Holguín había asegurado que “cárteles colombianos del narcotráfico operan en Bolivia”.

Cáceres admite, además, que también otras organizaciones internacionales ilegales operan en el país.

“Hay también emisarios del PPC (Primer Comando de la Capital) de Brasil. Por ejemplo, Ezequiel y su hermano Maximiliano Dorado, eran emisarios del PPC. Esta gente trae capital para el acopio de droga”, asevera el funcionario que comanda el combate al narcotráfico en Bolivia.

Cáceres indicó que esa presencia se focaliza principalmente en los departamentos de Santa Cruz (este) y Beni (noreste), que sirven de paso para la cocaína que fluye desde Perú y el corazón de Bolivia hacia Brasil y Paraguay, y que tiene a Europa como destino final.

Según Naciones Unidas, Bolivia ocupa el tercer lugar como productor mundial de cocaína, después de Colombia y Perú.