Como en la mayoría de los cultos evangélicos brasileños, los fieles cantan y aplauden, saltan y se mueven al ritmo de la música gospel que interpreta un animado coro. Pero no es una Iglesia cualquiera: en esta misa sólo hay homosexuales, lesbianas y transexuales.

La Iglesia Cristiana Contemporánea, situada en el popular barrio de Madureira, un gran suburbio de Rio de Janeiro, estaba de fiesta este 1 de mayo.

Bajo el lema “el amor es de todos, sin prejuicios”, esta Iglesia entró en el competitivo mercado de la fe evangélica, ofreciendo una rara hipótesis: la total aceptación de la homosexualidad.

En las afueras del edificio, algunos agentes de seguridad montan guardia. “No es porque estamos en un suburbio peligroso, sino por la cercanía con la Asamblea de Dios, que como otras iglesias evangélicas son muy homofóbicas”, explicó a la AFP el pastor Marcos Gladstone.

“Hasta ahora, se contentan con gritarnos que somos la ‘Iglesia del diablo’ cuando pasan por el frente”, dice este abogado de 37 años, que fundó la Iglesia Cristiana Contemporánea hace seis junto a su compañero Fabio Inacio de Souza, de 33 años.

Casados desde 2009, los pastores Fabio y Marcos adoptaron a Davison (10) y Felipe (9), que juegan a las escondidas en el templo poco antes de la ceremonia religiosa.

“Durante el culto, damos también información sobre el matrimonio gay y cómo fue autorizado en algunos estados de Brasil, como Sao Paulo”, dice Marcos.

La Iglesia gay tiene 1.800 fieles, pero Marcos y Fabio esperan abrir otros 12 templos en Sao Paulo y el extranjero. “Somos muy contactados desde el extranjero a través de internet”, asegura el pastor Fabio.

El número de evangélicos sigue creciendo en Brasil, de 194 millones de habitantes y considerado el país con más católicos del mundo. Entre 2000 y 2010, los evangélicos pasaron de 26,2 millones de fieles (15,4% de la población) a 42,3 millones (22,2%).