Debido a los graves sucesos acontecidos la semana pasada, que tienen relación con la muerte de un recién nacido por ser considerado como el “anticristo” por el líder de la secta de Colliguay, es que muchos se preguntan qué diferencia a una secta de las religiones y cómo es posible que un “falso líder” pueda llegar a manipular a tantas personas haciéndolas perder hasta su juicio, es por eso que creemos relevante para el conocimiento público conocer las características de un líder sectario.

En primer lugar, una secta se diferencia de una religión en que está definida como una doctrina ideológica que se independiza de otras, en tanto la religión es el conjunto de creencias acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.

Enid Miranda, profesional puertorriqueña con estudios en psicología y filosofía enumeró 12 características para reconocer a un líder sectario:

1. Escapan al escrutinio público.
2. Afirman tener la verdad absoluta que sólo ellos conocen.
3. Inventan su propia historia, la cual sólo puede ser verificada por su palabra y por fe ciega hacia su persona.
4. Llegan a creer sus propias mentiras.
5. Pretenden haber sido iluminados por la divinidad o por algo absoluto que no admite discusión, duda o prueba, excepto su palabra.
6. Actúan por “órdenes” de una entidad superior que sólo él conoce. Él sólo trasmite las órdenes.
7. Respetan y admiran al poderoso, pero desprecian y humillan al débil o humilde.
8. Sus relaciones se fundamentan en el paradigma sumisión/dominación, no en la solidaridad y el respeto hacia el otro.
9. No permiten la desobediencia o transgresión.
10. Todos ellos presentan rasgos psicopatológicos más o menos acusados; rasgos que cabalgan hacia el delirio paranoide”
11. Su personalidad es inhibitoria y su carácter es de tipo autoritario.
12. Tienen tendencias impulsivas sadomasoquistas que utilizan imponiendo a sus seguidores pruebas cada vez más duras, alegando que, a través de ellas, obtendrán la salvación, la perfección, la ascensión mística o purificación.

Cuando se hace referencia a la desestructuración de la personalidad previa del adepto, la destrucción total o severa de los lazos afectivos y comunicación con su entorno habitual y el quebrantamiento de las leyes por obedecer a la dinámica de funcionamiento del grupo, entonces se habla de una secta destructiva.

Esto lo señaló el investigador español, José Rodríguez, que además define este término como todo grupo que en su dinámica de captación y/o adoctrinamiento, utilice técnicas de persuasión dañina.

Además de esto, el sociólogo Humberto Lagos, en conversación con La Radio añadió que para los seguidores, en estas sectas “se produce lo que se conoce como lavado de cerebro. Los fieles pasan a ser incondicionales absolutos de cualquier conducta que les exija el líder. No importando que sean conductas del tipo delictivo, pero el líder no sólo tiene el propósito de manejar la vida ‘espiritual’, sino que siempre juega con el hecho de que la muerte viene y la única salvación posible está en el grupo que está dirigiendo”.