Alianzas, flores, trajes, regalos: cuatro días después de que Francia votó una ley que abre la vía al matrimonio homosexual, un salón dedicado a las bodas gay abrió sus puertas en París, con la mirada puesta en un lucrativo mercado que representará cientos de millones de euros al año.

“G-Day”, el primer salón dedicado en Francia a las bodas homosexuales, abrió el sábado rodeado de fuertes medidas de seguridad, tras el clima de efervescencia y la multiplicación de incidentes violentos registrados antes del voto en la Asamblea legislativa, que legalizó el martes el matrimonio de parejas del mismo sexo.

“Temo que habrá incidentes hoy, cerca del salón, tal es el clima de odio que hemos vivido en las últimas semanas. Pero he venido porque mi compañero y yo nos casaremos el otro año, y quiero tener una idea de cuánto dinero vamos a necesitar”, dijo Tanguy, un joven de 27 años que trabaja para Khiels, una división de la firma L’Oreal.

“Estos meses han sido muy duros, ver toda la violencia desatada por una ley que nos vuelve a todos más iguales. Nos ha dolido mucho ver eso, nos ha golpeado. Por eso espero que las bodas gay serán una celebración que pondrá un punto final a tanto odio”, dijo a la AFP Tanguy, mientras recorría el salón donde exponen una treintena de firmas que esperan aprovecharse de este nuevo mercado.

Este primer salón dedicado a las bodas gay está dedicado sólo a las parejas masculinas, lo que le ha valido reproches. Según Vincent Viollain, uno de los organizadores, la razón es que “es mucho más fácil para las lesbianas hallar lo que necesitan para su boda, en cuanto que los hombres encuentran más dificultades”.

“Mentiras”, dijo a la AFP una mujer que visitaba el salón con su compañera, con quien piensa casarse el otro año. “Lo que pasa es que los parejas de hombres gay tienen mucho más dinero que las mujeres. En Francia no hay igualdad en los salarios. Y las empresas están detrás de ese mercado”, dijo la mujer que pidió guardar el anonimato.

Ese mercado que se perfila tan lucrativo es lo que hizo que Jean François Lacrampe dejara el año pasado su cargo de director de estrategia en un banco de inversiones parisino y creara una empresa, Primeday, dirigida a la organización de las bodas de homosexuales.

“Decidí crear esta empresa en mayo del año pasado, después de que resultó electo (François) Hollande, quien prometió durante su campaña presidencial legalizar los matrimonios de parejas del mismo sexo”, explicó a la AFP Lacrampe, quien prevé que la ley entrará en vigor a finales de mayo del corriente año.

“Y calculo que en los siguientes 12 meses se celebrarán unas 6.760 bodas homosexuales”, vaticinó Lacrampe, que basó su estimación en el número de parejas gay que contrajeron matrimonio en Bélgica, Holanda y España en el año después de que se autorizó en esos países las bodas de parejas del mismo sexo.

“La celebración de una boda en Francia cuesta en promedio unos 10.000 euros. Y las parejas de homosexuales hombres gozan en general de buenos salarios. Así que calculamos que ese sector puede representar una cifra de negocios de al menos 67,6 millones de euros anuales”, estimó el economista.

Bajo la consiga de “Ustedes amaos, nosotros nos ocupamos del resto”, Primeday -que quiere ampliarse también al mercado de España, Estados Unidos y Bélgica- ofrece desde consejos jurídicos hasta organizar las lunas de miel.

Así como otros exponentes, Primeday prevé una fuerte demanda de ‘wedding planners’, ese nicho de profesionales que se encargan de planear la ceremonia de la boda: flores, bebidas, alimentos, música.

“Sé de algunas parejas gay que prevén gastar hasta 50.000 euros, porque quieren que sea un día muy especial, después de toda la discriminación que han vivido”, dijo un ingeniero que no quiso identificarse.

Por su parte, Hakam Steenberg, de Suecia, y Udi Tzvieli, de Israel, dicen que les gustaría una boda “íntima”.

“Hemos venido a París para un fin de semana romántico y vimos el anuncio del salón. Creo que ver todo esto motivó a Hakam a hablar por fin de casarnos”, se congratuló Udi, que dijo que le gustaría “una boda en París”, ya que en Israel no está autorizado el matrimonio gay.

Steve Edge, un apuesto californiano de 33 años que es bailarín en el cabaret Lido de París, sueña con una boda en Francia. “Con mi compañero, Severin Chailley, queremos una boda íntima, pero con mucha clase”, dijo a la AFP Edge, mientras recorría el salón con su novio y con una copa de champán en la mano.

Afuera, la policía no había reportado incidentes, a mediados de la tarde del sábado.