Según las últimas informaciones de las autoridades chinas, el potente terremoto de magnitud 6,6 que afectó al sureste del país, dejó al menos 72 muertos y 600 heridos.

El balance fue anunciado por Xu Mengjia, secretario del comité municipal del Partido Comunista chino de Ya’an, la ciudad más cercana al epicentro de este terremoto.

El temblor sorprendió a la población poco después de las 8:00 horas locales y numerosos residentes se precipitaron a la calle en pijama.

Las primeras fotos de la catástrofe mostraban edificios de poca altura que se derrumbaron, con numerosos escombros en las calles.

Más de 2.000 militares fueron enviados con carácter de urgencia como refuerzo de los socorristas que estaban trabajando sobre el terreno, indicó la agencia oficial Nueva China.

El Instituto Geofísico de Estados Unidos (USGS) estimó probable un número “importante” de víctimas y destrucciones “extensas”.

La profundidad del sismo se estimó en solo 12 km, lo que favorece la magnitud de los daños.

El temblor se sintió muy fuerte en Chengdu, la capital provincial de Sichuan, y hasta en la vecina metrópolis gigante de Chongqing, un municipio con rango de provincia donde viven 33 millones de personas.

En esas dos megápolis, los habitantes abandonaron sus domicilios precipitadamente.

Un residente de Chengdu, citado por la agencia Nueva China, describió un temblor de unos 20 segundos, que vivió en su apartamento en un 13º piso, y vio como caían tejas de los edificios colindantes.

Los terremotos son relativamente frecuentes en China, aunque la población está menos sensibilizada que en Japón.

La provincia de Sichuan, de las más pobladas de China, fue golpeada en 2008 por un terremoto que dejó cerca de 70.000 muertos y 18.000 desaparecidos.

El país fue escenario de uno de los sismos más mortíferos de la Historia, en la región de Tangshan (noreste), en 1976. Según las cifras oficiales, el balance de este terremoto fue de 242.000 muertos, el triple según otras fuentes.

Los edificios en las zonas rurales chinas se construyen a menudo con materiales de discutible calidad y las normas antisísmicas rara vez se respetan.