Los venezolanos votaron este domingo para elegir a su presidente entre el chavista Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles, tras 14 años de liderazgo único e indiscutido del fallecido Hugo Chávez, cuya revolución socialista dividió profundamente al país.

Los más de 13.000 centros de votación del país empezaron a cerrar a las seis de la tarde (19:30 horas en Chile), aunque permanecían abiertos aquellos donde todavía había electores esperando para sufragar, informó el Consejo Nacional Electoral (CNE).

“Hemos tenido un proceso electoral que se ha desarrollado con total normalidad, con total tranquilidad”, dijo Sandra Oblitas, rectora del organismo electoral, que prevé ofrecer los resultados unas tres horas después del cierre y cuando éstos sean irreversibles.

Al votar pasado el mediodía en el oeste caraqueño, el presidente interino desde la muerte de Chávez y favorito en esta elección, Nicolás Maduro, previó que los venezolanos “romperán récords de participación”.

En las presidenciales de octubre, en las que Chávez derrotó a Capriles por once puntos porcentuales, votó el 80,4% de los casi 19 millones de electores.

Maduro aguardaba junto a su esposa Cilia Flores, que asegura será la “primera combatiente” de ganar las elecciones, en el ‘Cuartel de la Montaña’, el museo donde reposan los restos del presidente Chávez, fallecido de cáncer el 5 de marzo.

“Voy a ser presidente de la República por los próximos seis años en nombre de mi comandante Hugo Chávez”, declaró horas antes, confiado, Maduro.

Estas atípicas elecciones están marcadas por el luto de los chavistas y el culto al mandatario, convertido en una figura casi religiosa.

Capriles votó por su parte en el acomodado barrio de Las Mercedes y pidió a sus seguidores una “avalancha” de votos.

Solicitó además a los opositores denunciar cualquier “atropello” que se detecte y aseguró que “los abusos” serán derrotados con votos, en alusión a las supuestas irregularidades cometidas por los oficialistas, como actos de proselitismo.

En el colegio electoral donde solía votar Chávez, en el barrio popular 23 de enero, su ausencia este domingo se sintió.

“Lo vimos muchas veces, todo el mundo enloquecía. Hoy se siente un vacío”, explicaron Moriluz y Migdalia Morillo, hermanas de 59 y 60 años, en ese centro en el que votan desde hace años.

Tras el inicio del cierre de los colegios, el equipo de campaña de Maduro denunció que su cuenta en Twitter fue hackeada, así como la del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), una acción que vio como parte de una “campaña sucia” orquestada desde Bogotá.

“HACKED BY @LUZLSECPERU”, decía uno de los falsos mensajes de Maduro.

En el centro de votación de Maduro, Ana Guerrero, una peluquera de 56 años, estimó que “hoy está en juego el destino de nuestra patria y tenemos que seguir a nuestro líder (Chávez), hacer lo que nos pidió” de votar por su delfín, agregó.

“Vine a votar pensando en el país, en lograr un cambio radical, completo. En Venezuela ya no se aguanta la carestía, la inseguridad, el desabastecimiento. No hay nada, no hay inversiones. Si gana Maduro vamos a seguir con todo eso”, afirmó Orlando Lasso, un empresario de 54 años, en el bastión opositor de Chacao.

Maduro, de 50 años, ha buscado el voto respaldado en dos poderosas armas: el hecho de que Chávez pidió antes de morir el voto para su heredero político y disponer de una fuerte capacidad de movilización electoral.

“Su campaña ha estado centrada en el mensaje de que él es ‘hijo’ del comandante, eso simbólicamente es muy importante, pero también está la movilización de todos los recursos para garantizar el voto”, como el uso de autobuses del Estado, dice a la AFP el sociólogo Ignacio Avalos.

Maduro, un exconductor de bus y colaborador fiel de Chávez desde los inicios de su revolución bolivariana, promete continuar el legado de su mentor en pro de los más desfavorecidos y mantener sus populares programas sociales costeados con los ingresos del petroleo -Venezuela tiene las mayores reservas mundiales-, pese a los síntomas de agotamiento de ese sistema subrayados por analistas.

Segunda oportunidad para Capriles

Frente al delfín del hombre fuerte que gobernó Venezuela desde 1999, todavía omnipresente en el discurso oficialista y en afiches en la calle, Capriles hace su segunda apuesta presidencial en seis meses.

El gobernador de Miranda (norte), de 40 años ha sorprendido a los observadores logrando movilizar en masa a sus seguidores, en una breve campaña de diez días.

Capriles aceptó lanzarse a la carrera pese a estar en clara desventaja en los sondeos y ese gesto de “valentía política”, además de un discurso más duro y directo buscando desligar a Maduro de Chávez, “le ha funcionado bien”, según Avalos.

La publicación de encuestas está prohibida esta semana en Venezuela, pero las últimas conocidas constataron una reducción considerable de la brecha entre Capriles y Maduro, que llegó a aventajarle de 20 puntos tras la muerte de Chávez.

Ambos candidatos mantuvieron un tono agresivo durante la campaña: Maduro acusó a la “burguesía”, como denomina a la oposición, de pretender acabar con los beneficios sociales de los pobres y Capriles tildó a su rival de “mentira fresca” y “enchufado” del poder.

El próximo presidente, que gobernará hasta 2019, afrontará el reto de enderezar una economía totalmente dependiente de la renta petrolera y golpeada por el déficit público, la inflación o la escasez, entre otras cosas. Acabar con la inseguridad, que se tradujo en 16.000 homicidios en 2012, la mayor tasa de Sudamérica, también será una de las prioridades.