El nuevo juicio del derrocado presidente Hosni Mubarak, que gobernó durante 30 años, comienza el sábado, relegado a un segundo plano por la crisis política y económica que atraviesa el país.

Mubarak, su ex ministro del Interior Habib el Adli y seis exresponsables de la seguridad serán juzgados de nuevo por complicidad de asesinato e intento de asesinato de cientos de manifestantes que protestaban pacíficamente contra el régimen en El Cairo, en Alejandría, Suez y otras provincias entre el 25 y el 31 de enero de 2011.

Los hijos del expresidente, Alaa y Gamal, otrora símbolos de riqueza y poder, volverán a ser juzgados por corrupción, al igual que su padre. El hombre de negocios Husein Salem será juzgado en rebeldía, ya que huyó a España.

El juicio se celebrará en la academia de policía situada en los suburbios de El Cairo. Un grupo de seguidores de Mubarak, condenado en primera instancia a cadena perpetua, anunciaron que irán a la corte para apoyarlo.

La apertura del primer juicio en agosto de 2011 fue un momento histórico por el ser el primer dirigente árabe derrocado por su pueblo que comparecía en persona ante un tribunal.

Pero la esperanza suscitada en las primeras audiencias se esfumó pronto. Las ONG y los defensores de derechos humanos denunciaron numerosos fraudes.

Mubarak asistió a su juicio tumbado en una camilla en el interior de una celda-jaula. Actualmente se encuentra en un hospital militar de El Cairo.

El actual presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, prometió nuevos juicios para los responsables del antiguo régimen implicados en la muerte de manifestantes.

Pero Mursi se enfrenta a una profunda crisis política y económica, y también a enfrentamientos sangrientos entre manifestantes y policías y a disturbios entre musulmanes y coptos, de modo que los juicios pasan a un segundo plano.