El maestro israelí Rani Calderón se apuntó un doble éxito junto a la Orquesta Filarmónica de Santiago, con su excelente conducción en el Concierto “Mahler para el Alma”, realizado este fin de semana en el Teatro Municipal de Santiago y que se repite este lunes 9, a las 19 horas.

La programación está dedicada en su primera parte a la Sinfonía n° 38 de Wolfgang Amadeus Mozart y la segunda a la Sinfonía n° 4 de Gustav Mahler ,(con la soprano Paulina González como solista).

En este concierto, el cuarto de la temporada de abono del Municipal, Calderón, ex titular de la Filarmónica por dos temporadas y sus dirigidos, ofrecieron una programación de muy gratos perfiles, es especial por la sólida compenetración que hubo entre director y músicos. A todo esto hay que añadir la breve presencia hacia el final del cuarto movimiento, de la soprano Paulina González.

Ella cantó con gran expresividad en idioma alemán, uno de los lieder del ciclo El cuerno mágico de la juventud, basado en una recopilación de cuentos populares alemanes realizada a comienzos del siglo XIX, sobre la que Mahler venía trabajando desde 1892.

En la apertura del concierto con la Sinfonía n°38 en re mayor, K. 504, “Praga”, de Wolfgang Amadeus Mozart, orquesta y director se enfrentaron a un tema romántico clásico muy conocido. Con esta obra el célebre compositor buscaba rendir un homenaje a la ciudad que lo idolatraba e incluso habría adaptado su obra al gusto de ese público, que prefería las sinfonías de tres movimientos, eliminando el minueto.

Luego de su estreno en Viena, Mozart viajó a Praga a presentar Las bodas de fígaro a fines de 1786 y meses más tarde, su Sinfonía n° 38l inició su internacionalización y debido al éxito alcanzado por ambas obras en esta ciudad, el compositor decidió programar allí el estreno mundial de la que sería una de sus óperas cumbres: Don Juan.

En la segunda parte, la orquesta interpretó la Sinfonía nº 4 en sol mayor del compositor y director austriaco, un siglo de distancia en edad de Mozart. Esta composición de Mahler, fue rechazada en un comienzo. por demasiado moderna y estridente . Más delante, en su etapa triunfal, en sus diez sinfonías, Mahler logró reconciliar las dos vertientes opuestas de la música del siglo XIX: la persistencia del formalismo clásico de Schumann y Brahms y el impulso romántico hacia la música descriptiva de Berlioz y Liszt.

La Sinfonía nº 4, estrenada en Munich en 1901, es la última de sus sinfonías ligadas al ciclo El cuerno mágico de la juventud.