Desde los albores de la civilización, la existencia de un Dios ha sido uno de los mayores enigmas a los que se ha enfrentado el ser humano. ¿Estamos realmente regidos por una entidad superior y omnipotente, o se trata sólo de un mito para aliviar la angustia de una existencia plagada de incertidumbres?

De hecho, los avances científicos parecen ir minando poco a poco nuestra capacidad de creer. Una encuesta realizada por Adimark y la Pontificia Universidad Católica de Chile detectó que sólo entre 2006 y 2012, los chilenos que se reconocen como ateos aumentaron del 12% al 19%.

En el libro “50 Teorías Filosóficas“, el profesor de la Universidad Rutgers, Barry Loewer, realiza un compendio de 6 de los principales argumentos con que filósofos de todos los tiempos han intentado probar o desmentir la existencia de Dios, mediante la reflexión racional.

¿Con cuál de estos planteamientos te identificas? Quizá alguno te haga cambiar de parecer.

1. A favor: Las 5 vías de Tomás de Aquino
(1224 – 1274)

Uno de los grandes méritos de Santo Tomás de Aquino es que fue uno de los primeros pensadores en tratar de convencer a los no creyentes sobre la existencia de Dios, utilizando argumentos racionales. Para él, la existencia de ciertos elementos innegables en la naturaleza es también demostración de que la existencia de Dios es innegable.

Su teoría más conocida se refiere a las “5 vías”, es decir, 5 situaciones observables en las que si se retrocede a sus orígenes, se descubrirá a Dios. Estas son 1) El movimiento de todos los objetos en el universo (¿quién originó su desplazamiento?), 2) La necesidad de que todo efecto está provocado por una causa anterior (la causa primordial es Dios), 3) Si las cosas existen, es porque algo las hizo existir en un principio, 4) Los diversos grados de perfección o bondad en las cosas, sólo pueden percibirse en contraste a un nivel máximo de perfección y bondad que es Dios, 5) El comportamiento de las cosas y animales sin conciencia es gobernado por Dios.

Algunos de estos planteamientos pueden parecer anticuados, pero el último dio origen a la teoría actual del diseño inteligente, donde los creyentes ven en Dios al planificador de los seres vivos, contrario a la teoría de la evolución de Darwin.

2. A favor: El argumento ontológico de Anselmo de Canterbury
(1033 – 1109)

San Anselmo fue un monje benedictino que recurrió a la extensión de un silogismo para deducir la existencia de Dios. El punto es el siguiente: si Dios es concebido como un ser supremo y es posible que las cosas que existen en la mente también existan en la realidad, entonces podemos inferir que al no haber nada mayor que Dios, no puede existir sólo en la mente del hombre, sino que debe ser real.

En otras palabras, como un Dios que sólo existe en la mente no es un Dios, la única alternativa es que sea real.

¿Raro? Pues incluso hasta sus contemporáneos lo pensaron así. De hecho, fue un propio monje, Gaunilo de Marmoutiers, quien contraargumentó con un ejemplo: piensa en la isla más perfecta que puedas imaginar. Como probablemente esa isla no sea real, significa entonces que no imaginamos una isla lo suficientemente perfecta, o dentro de sus atributos tendría precisamente… el de existir.

3. En contra: El acertijo de Epicuro
(314 – 271 antes de Cristo)

¿Cuántas veces hemos escuchado el argumento de que Dios es un ser justo y bondadoso? Entonces, ¿por qué hay personas buenas a las que les suceden cosas malas?

Aunque en su tiempo ni siquiera existía el cristianismo, el filósofo griego Epicuro planteó un acertijo que persiste hasta nuestros días. Si Dios existe pero también existe el mal, entonces sólo caben dos opciones: o Dios no puede combatir el mal y por tanto no es omnipotente (ni un Dios), o bien Dios permite el mal y es por consiguiente, malvado (y tampoco un Dios).

Los críticos de Epicuro sin embargo argumentan que el mal es parte del plan divino de Dios, como una prueba para que los hombres demuestren sus virtudes.

John Fowler (CC)

John Fowler (CC)

4. A favor: El reloj de William Paley
(1743 – 1805)

Imagina que vas caminando por la playa y te encuentras con un hermoso e intrincado reloj. ¿Podría alguien pensar que su creación fue obra de la casualidad o de la erosión de las olas? Su existencia es evidencia de que un relojero fue el autor del mecanismo, aunque no podamos verlo.

El filósofo británico William Paley se valió de esta analogía para argumentar en favor de la existencia de Dios, como el “relojero” creador del universo. Sin embargo su pensamiento tuvo que enfrentar fuertes críticas: un reloj es algo conocido, sabemos que está hecho por un relojero; sin embargo no tenemos mayor experiencia en torno a los universos ni a qué o quién los crea.

Más aún, en la naturaleza existen toda serie de cosas que crecen y se modifican sin necesidad de que alguien las haya construido, como explica la teoría de la evolución de Darwin.

5. A favor: La apuesta de Pascal
(1623- 1662)

Práctico como las bases de la computación que ayudó a fundar, el matemático francés Blaise Pascal no se molestaba en tratar de probar si Dios existía. Simplemente argumentaba que creer en él era mucho más conveniente.

Examina las 4 probabilidades: si Dios existe y crees en él, tendrás la recompensa eterna. Si Dios existe y no crees en él, sufrirás el castigo eterno. En tanto, si Dios no existe y crees en él, a lo sumo vivirás una vida religiosamente correcta. Y si Dios no existe ni crees en él, no pasará nada.

¿El resultado? Como salir bien librado de 3 de estos escenarios requiere creer en Dios, conviene más creer en él. Ahora que Dios -sobre todo el cristiano- esté feliz de recibir a creyentes por conveniencia, eso es otro tema.

6. En contra: David Hume no cree en los milagros
(1711- 1776)

Los milagros son parte fundamental de la ideología cristiana. De hecho, el propio Jesús habría sido autor de varios de ellos. Pero, ¿existen en realidad?

Según el filósofo escocés David Hume, todo se basa en probabilidades. ¿Existe algún ejemplo de un milagro genuino y totalmente confirmado? Hasta el momento, no; ¿Han existido fraudes o engaños en torno a supuestos milagros? Muchos.

Bajo estos principios, la interpretación más probable ante un supuesto milagro es que existe una explicación racional cuya naturaleza aún no hemos descubierto, antes de pensar que las leyes naturales han sido suspendidas por una acción metafísica.

Y tú… ¿crees en Dios?