Este martes continuó el juicio contra Luis A.O.S, presunto violador en serie, acusado de atacar cinco mujeres en Osorno. En éste, se inició la rendición de pruebas y testimonios con respecto a la tercera afectada, la que fue agredida sexualmente mientras barría en la calle en el sector oriente de esa ciudad, a sólo dos casas de la suya.

Tres de las víctimas de este hombre denunciaron una violación, mientras que otras dos reportaron agresión física, ya que lograron zafarse del ataque.

Según lo relatado por una de las afectadas, mientras limpiaba el frontis de la vivienda se percató de la presencia de un hombre en las inmediaciones de la vivienda. Ante esto, retornó a su hogar, donde el hombre la habría seguido para amenazarla con un cuchillo y trasladarla aproximadamente a dos casas más adelante, asegurando que la obligó a tener relaciones sexuales con él.

El Ministerio Público informó previamente sobre la presentación de 67 testigos y siete peritos, con los que pretenden acreditar la culpabilidad del inculpado.

Por su parte el defensor penal público, Cristian Rozas, en conversación con Radio Bío Bío, manifestó que como representante del imputado apela a la absolución de la causa, aludiendo a que no existen pruebas contundentes para condenarlo.

El juicio reviste una mayor complejidad, informó el defensor, ya que existen antecedentes que si bien serán presentado por el Ministerio Público en el proceso judicial, solicitarán que se declaren ilegales.

Independiente de la resolución que finalmente determine el magistrado osornino, esto les permitiría presentar un recurso de nulidad del juicio ante la Corte de Apelaciones en Valdivia.

Rozas dio a conocer parte de los procesos que consideran fueron ejecutados fuera del plazo legal, y que cuya presentación fue objetada durante la etapa de preparación de juicio.

Según el testimonio de las tres afectadas que han declarado en estos dos días, y que están amparadas en la normativa relativa a la protección de identidad, debiendo para ello participar del proceso judicial resguardando su identidad con un biombo, han coincidido en su relato frente a ciertas características físicas del atacante y su modo de operar.

Las mujeres relataron que se trataba de un hombre de no más allá de 1.60 metros de altura, de contextura media-delgada, el cual cubría su rostro a través de pasamontañas, gorros y bufandas entre otros, utilizando un arma blanca para amenazarlas.