Más de 100.000 personas aclamaron este domingo en la Plaza de San Pedro del Vaticano al papa Francisco para el primer ángelus de su pontificado, en el que insistió en la necesidad de la misericordia y el perdón.

“Hermanos y hermanos, buenos días”, fueron las primeras palabras del papa argentino Jorge Bergoglio, que eligió llamarse Francisco, cuando apareció con sotana blanca y una cruz de hierro, ante la muchedumbre que agitaba banderas de todos los países en la inmensa explanada situada en el corazón del Vaticano.

“Para nosotros cristianos, es importante encontrarnos todos los domingos, saludarnos, hablarnos en una plaza que, gracias a los medios de comunicación, tiene las dimensiones del mundo”, dijo, en una nueva muestra de la proximidad con los fieles que ha marcado los primeros pasos de su pontificado.

“Dios perdona siempre y tiene misericordia para todos”, e insistió: Dios “nunca se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón”, repitiendo el mismo mensaje en una misa celebrada un poco antes en la capilla de Santa Ana, dentro de los muros del Vaticano.

El Papa volvió a pedir a los feligreses que rezaran por él, como ya hizo el miércoles tras ser proclamado pontífice, y terminó deseando “buen domingo y buena comida”, con la sencillez que ya se convirtió en su marca al frente de la Iglesia católica.

“Siento una emoción indescriptible. Va a traer mucha paz porque se le ve muy humilde, muy espontáneo. Se siente más cerca de a gente. Con el Papa que estaba antes no se sentía esto”, dijo Garbiel Solís, un argentino de 33 años, que como miles de compatriotas asistió a la segunda aparición pública del Pontífice elegido tras la renuncia del papa alemán Benedicto XVI.

“Necesitábamos un papa que tuviera otro carisma”, explicó por su parte Sor Luisa, joven religiosa chilena de santa Marta, con bandera de su país.

Todo a punto para la misa de entronización

Personalidades de todo el mundo están ya están allegando a Roma para asistir a la gran misa de entronización del próximo martes, día de San José, a la que asistirán entre otros los presidentes de Argentina, Brasil, Chile y México, así como representantes de Estados Unidos y de las casas reales europeas.

La presidenta argentina Cristina Kirchner tiene previsto reunirse con el Papa el lunes a las 11H50 GMT en la Casa Santa Marta, donde el Papa residirá hasta que pueda instalarse en el apartamento pontificio del Palacio Apostólico.

Las autoridades romanas esperan la llegada de un millón de personas a la ciudad, donde ya se venden los primeros ‘souvenirs’ con la imagen de Francisco.

Jorge Bergoglio, de 76 años, que eligió llamarse Francisco en homenaje al santo de los pobres San Francisco de Asís, ofició por la mañana una multitudinaria misa en una pequeña iglesia del Vaticano y saludó personalmente a los centenares de personas que se agolpaban a la salida con gritos de “¡Viva el Papa!”.

Desde su elección, el primer papa latinoamericano de la historia ha sorprendido improvisando con sentido del humor, saltándose el guión y saludando afectuosamente a la gente que se cruza en su camino, lo que ha sido interpretado como el comienzo de una nueva era para una Iglesia desacreditada por varios escándalos.

El sábado, ante la prensa acreditada en el Vaticano, expresó su deseo de “una Iglesia pobre y para los pobres”.

Una de las primeras reformas que debería llevar a cabo Francisco es la de la Curia romana, el gobierno de la Iglesia, criticado por su opacidad y su centralismo.

El Papa confirmó “provisionalmente” a los responsables de todos los dicasterios, los “ministerios” de la Iglesia católica, para “reservarse cierto tiempo” antes de tomar una decisión sobre los cargos, anunció el Vaticano en un comunicado.

Los expertos creen que Francisco postergará este asunto, que fue tratado en las congregaciones previas al cónclave, hasta pasada la Semana Santa, el momento más intenso del año para un Papa.

El 23 de marzo, víspera del domingo de ramos, el Papa visitará a Benedicto XVI, con quien compartirá un almuerzo en Castelgandolfo, la residencia papal situada cercana a Roma donde el papa emérito se instaló temporalmente desde que hizo efectiva su renuncia el pasado 28 de febrero.