Cerca de 714 peticiones ha tenido la “Clínica para Morir” a tan sólo un año de funcionamiento en Holanda, siendo la primera institución privada dedicada a la eutanasia, de las cuales 104 se han llevado a cabo. El recinto cuenta con equipos médicos que atienden a domicilio, teniendo una lista de espera de 200 personas.

Según consignó El País, la norma holandesa que regula la asistencia para morir entró en vigencia el año 2002, atendiendo durante el 2011 a cerca de 3600 pacientes sólo en el sector estatal.

En el sector público, la asistencia para morir es aplicada por médicos de cabecera mayoritariamente a pacientes con dolencias físicas y trastornos neurológicos, y en menor medida casos por problemas de carácter mental. En el 2011 se practicó la eutanasia a 13 pacientes con estos problemas y 49 con depresión, debido a la dificultad de evaluar el sufrimiento psíquico.

Por el contrario, en la “Clínica para Morir” cerca del 80% de los pacientes registran grados de demencia y un tercio padecimientos psiquiátricos. Este es el caso de una mujer que padeció anorexia por 30 años, quien pidió morir durante 5 años, concediéndosele asistencia ya cuando no pudo ser tratada por todos los medios posibles.

La evaluación psicológica es bastante compleja, pues la ley la recoge siempre y cuando no tenga origen en otra afección física y, si es mal aplicada, es penada con hasta 12 años de cárcel. De igual forma que una enfermedad física, primero se deben agotar todas las posibilidades de mejora.

Hasta la fecha, la clínica privada ha negado 198 peticiones. Edith Schippers, titular de Sanidad, señaló que la muerte asistida en casos de demencia y problemas psíquicos “sigue siendo muy compleja y debe estudiarse”, agregando que “la eutanasia no es un derecho”.

En Holanda, la eutanasia es gratuita tanto en el sector público como privado. La “Clínica para Morir” subsiste en la actualidad gracias a donaciones y cuenta con 17 expertos.