Un atentado suicida mató a nueve personas en el exterior del ministerio de Defensa, en el centro de Kabul, durante una visita a la capital afgana del nuevo jefe del Pentágono, Chuck Hagel.

“No era directamente contra él, queríamos transmitirle el mensaje de que seguimos siendo capaces de apuntar contra Kabul, incluso cuando un alto cargo de la Defensa estadounidense está presente”, afirmó por teléfono a la AFP Zabuilá Mujahid, portavoz de los talibanes.

El atentado suicida, seguido de un tiroteo, fue perpetrado sobre las 9H00 locales (4H30 GMT) “en la puerta sur del ministerio de Defensa”, explicó a la AFP un portavoz de la ISAF, la fuerza armada de la OTAN,

Nueve civiles murieron en el ataque, que también causó 13 heridos, de los cuales dos trabajaban para el ministerio de Defensa, señaló en un correo electrónico Hashmat Stanikzai, portavoz de la policía de Kabul.

El portavoz de los talibanes afirmó que habían muerto “quince oficiales de alto rango del ministerio de Defensa” y “otros muchos estaban heridos” pero que entre las víctimas no figuraban civiles. Los talibanes suelen exagerar las bajas infligidas a sus enemigos.

El kamikaze iba “a pie”, según el general Zahir Azimi, portavoz del ministerio de Defensa, aunque según Hashmat Stanikzai iba “en bicicleta”.

Otro atentado suicida en la provincia de Jost (este), un bastión talibán, mató a ocho niños e hirió a otros dos el sábado por la mañana, informaron las autoridades provinciales.

Un kamikaze que quería hacerse estallar cerca de una patrulla conjunta de las fuerzas afganas e internacionales fue detectado por un policía, pero aún así logró detonar los explosivos, matando al agente, explicó Sardar, el jefe de la policía de reacción rápida de Jost.

Con estos atentados, ya son cinco los perpetrados en Afganistán en dos semanas.

La rebelión talibán sigue activa pese a los once años de presencia internacional sobre el terreno, donde llegó a haber más de 130.000 soldados extranjeros.

La mayoría de los 100.000 militares restantes de la coalición volverán a casa antes de que termine 2014, por lo que los talibanes, muy activos sobre todo en el sur y el este del país, atacan a las fuerzas de seguridad locales, que quedarán a cargo del gobierno local en cuanto se hayan ido las tropas internacionales.

De los diez atentados contabilizados por la AFP desde el comienzo del año, el del 25 de enero en la provincia de Kapisa (nordeste) tenía como objetivo a las fuerzas de la OTAN y los demás a jefes tribales, policías, soldados o agentes de los servicios de inteligencia afganos.

Alrededor de 352.000 soldados y policías, formados a marchas forzadas por la OTAN, se desplegarán en todo el país. Los talibanes intentan, con sus atentados, debilitar el balbuciente Estado afgano y disuadir las vocaciones policiales.

El nuevo secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, llegó el viernes por la noche a Kabul en su primer desplazamiento al extranjero, nueve días después de asumir el cargo.

Además es el primer viaje de un jefe del Pentágono a Afganistán desde que el presidente Barack Obama anunció que el contingente estadounidense, integrado todavía por 66.000 efectivos, será reducido a la mitad antes de febrero de 2014.