Más de un millar de empleados de Iberia volvieron a protestar este miércoles en Madrid, en la segunda de tres semanas de huelga, contra la supresión prevista de miles de empleos que los trabajadores achacan a su fusión con British Airways.

Con un ruido ensordecedor de petardos y pitos, y bajo una fuerte presencia policial, se congregaron pese a la lluvia frente a la sede de la aerolínea enarbolando banderas españolas con inscripciones de “Iberia española” o “British Home”.

“La dirección de Iberia son una caterva de títeres de Londres”, afirma Jaime Quintana, tripulante de la aerolínea desde hace 12 años y representante del sindicato Comisiones Obreras.

“Están vaciando Iberia a favor de British Airways”, denuncia Pablo, un piloto de 54 años que no quiere dar su apellido por temor a represalias. Junto a él alguien agita una bandera inglesa ornada con una calavera pirata.

“Tanto se está hablando de que en España estamos en tiempos de crisis y precisamente British Airways va a abrir nuevas líneas a España que podrían ser de Iberia”, afirma.

Como él, su compañero Javier, de 55 años, lleva más de dos décadas trabajando para la compañía.

“No sé si me van a despedir o simplemente a bajarme el sueldo, pero esto nos va a afectar a todos”, afirma mientras agita un banderín del sindicato de pilotos Sepla.

Los principales sindicatos de Iberia convocaron tres series de cinco días de huelga, del 18 al 22 de febrero, del 4 al 8 de marzo y del 18 al 22 de marzo, para protestar contra la supresión de 3.800 puestos, de un total de 20.000, anunciada por IAG, grupo surgido de la fusión en enero de 2011 entre British Airways e Iberia.

La dirección amenaza además con rebajar los sueldos un 11%, afirman los sindicatos, dispuestos a convocar nuevos paros durante las fiestas de Semana Santa si no se llega a un acuerdo.

Como muchos empleados, Cristina Gómez, azafata de 32 años, está “dispuesta a llevar esta huelga hasta el final”.

“Si no hacemos nada, de aquí a dos años Iberia desaparece”, afirma.

La compañía asegura haber perdido más de 850 millones de euros entre 2008 y 2012 para justificar el ajuste, que prevé la reducción del 15% de sus capacidade, incluida la supresión de varios vuelos deficitarios hacia América Latina.