El comienzo de las escuchas telefónicas en el juicio por el caso de dopaje sanguíneo en el ciclismo ‘Puerto’, este martes, dejó al descubierto el carácter no sólo ilegal sino ‘artesanal’ de los métodos que utilizaba el principal imputado, el doctor Eufemiano Fuentes.

Estas escuchas se concentraron entres los días 13 y 14 de mayo de 2006, en que el acusado estuvo particularmente activo, puesto que varios de sus clientes competían en la edición de ese año del Giro de Italia.

El propio Fuentes se consideraba ‘histérico’ porque su acólito, el hematólogo José Luis Merino Batres (fuera de la causa al padecer el mal de Alzheimer), había olvidado llevar glicerol consigo a Italia ese fin de semana, algo fundamental para conservar las bolsas de sangre.

“Tengo que sacar adelante esto, al fin y al acabo el responsable de todo esto soy yo. Birillo está esperando y qué le digo a Birillo, ¿que no hay comida? Se va el carro ya y está en un sitio imposible de llevarle bocadillos. Estaba previsto hace muchos meses que este fin de semana le preparábamos un bocadillo. Si no hay salchichón, ya le pondré chorizo o queso. Le habíamos prometido un par de pollos”, decía Fuentes a Merino en lenguaje ‘coloquial’.

Merino solicitó información a varios hospitales españoles para buscar una solución a su olvido. Birillo era el nombre codificado del italiano Ivan Basso, según reconoció el propio corredor.

“Búfalo (José Enrique Gutiérrez) entró 4º y Birillo a 16 segundos, Zapatero (Michele Scarponi) a 20 y a 24 el Uno. Los que te tocan están disputando y bien”, le comentó por su parte en una llamada el preparador físico José Ignacio Labarta, también imputado en este caso.