La reina Isabel II de Inglaterra, de 86 años, abandonó el lunes el hospital Rey Eduardo VII de Londres donde llevaba 24 horas ingresada como medida de precaución a raíz de una gastroenteritis.

La soberana británica, apareció en la puerta del hospital, y bajó las escaleras por su propio pie, parándose a saludar sonriente a varios empleados uniformados del centro antes de marcharse sentada en el asiento trasero de su Bentley oficial.

Isabel II, cuya última hospitalización se remontaba a hace 10 años, fue internada el domingo por la tarde para que los doctores evaluaran su estado a raíz de la gastroenteritis que le aquejaba desde el viernes.

El palacio de Buckingham indicó inicialmente que la monarca, que este año celebra el 60º aniversario de su coronación, debía permanecer “aproximadamente dos días” en el mismo hospital que en diciembre trató a la esposa de su nieto Guillermo, Catalina, por una complicación ligada a su incipiente embarazo.

Durante la mañana, una portavoz del palacio que declinó dar detalles sobre su estado o su tratamiento, se limitó a decir que la reina estaba “animada” y que, aparte de la gastroenteritis, gozaba de “buena salud”.

La gastroenteritis es una inflamación del estómago y del intestino delgado que se caracteriza por vómitos y diarrea, y que puede provocar deshidratación y necesitar la administración de suero por vía intravenosa.

La primera hospitalización de Isabel II desde que en 2003 fue sometida a una operación de la rodilla izquierda obligó a la soberana a cancelar o posponer todos sus compromisos oficiales de esta semana, algo muy poco habitual en ella y que según varios diarios británicos aceptó “a regañadientes”.