Los suizos aprobaron masivamente el domingo la iniciativa popular para limitar las “remuneraciones abusivas” de los dirigentes de empresas, según las proyecciones del principal instituto de sondeos del país.

Según los primeros resultados, el 67,9% de los votantes dijo “sí” a la iniciativa Minder, que lleva el nombre de su impulsor, el empresario y senador conservador Thomas Minder.

El resultado del plebiscito es “una señal fuerte” enviado a los políticos y a la economía, dijo la ministra de Justicia, Simonetta Sommariga, durante una conferencia de prensa.

“Este resultado es la consecuencia de un malestar” en la población ante el “nivel inconcebible” de ciertas remuneraciones a empresarios, añadió la ministra.

“Lamentablemente, los ingresos desmesurados no son parte del pasado. Los ejemplos más recientes tampoco han ayudado a un debate objetivo”, añadió.

Por su parte, Dominique Biedermann, director de la fundación Ethos, una organización que representa a 141 fondos de pensión, dijo que era “un excelente día para los accionistas”.

A su vez, el propio Minder dijo “no estar sorprendido” por los resultados y estimó que “el pueblo decidió dar una señal fuerte a los consejos de administración, al Consejo Federal (gobierno) y al Parlamento”.

La iniciativa Minder refuerza considerablemente los derechos de los accionistas para impedir el pago de primas y salarios demasiado elevados a los dirigentes de empresas.

Cualquier persona que no cumpla con las reglas impuestas por esta iniciativa -que, de ser aceptada, sólo se aplicará a las empresas suizas que cotizan tanto en bolsa suiza como en extranjeras-, podrá ser sancionada con una pena de cárcel de al menos tres años y de una multa de hasta seis remuneraciones anuales.

La iniciativa limita a un año los mandatos de los miembros de los consejos de administración, y prohíbe algunas formas de remuneración, tales como las exorbitantes indemnizaciones de partida, o las primas por adquisiciones corporativas.

Además, la iniciativa establece que las remuneraciones de los miembros de los consejos de administración y de la dirección sean aprobadas por la asamblea general de accionarios, que deberá votar cada año el monto de estas retribuciones.

En los últimos años las remuneraciones de varios dirigentes impactaron en la opinión pública, como los 15 millones de francos suizos (12 millones de euros) en 2011 para el director de Novartis, los 10 millones para el de Lindt & Sprüngli, Ernst Tanner, los 12,5 millones para el de Roche, Severin Schwan, o los 11,2 millones para el director de Nestlé, Paul Bulcke.

A finales de febrero, la prima de partida de 72 millones de francos suizos (60 millones de euros) que el consejo de administración de Novartis había previsto para su futuro ex presidente Daniel Vasella provocó un verdadero escándalo. Vasella, que durante años fue el directivo mejor pagado de Suiza, finalmente renunció a esa indemnización.

Las encuestas realizadas antes del referéndum habían predicho la aprobación de esta iniciativa popular -un derecho que se otorga a los ciudadanos suizos de hacer una propuesta de modificación de la ley. Si tiene éxito –debe reunir 100.000 firmas a nivel federal en un plazo de 18 meses– es sometida a votación.

Minder lanzó su idea en 2006, y fue necesario esperar siete años para que el texto fuera presentado a los electores, pues el Parlamento suizo se opuso enérgicamente, para adoptar a último momento un contraproyecto menos ambicioso.

Ahora será necesario esperar más de un año antes de que el proyecto sea aplicado. El gobierno suizo deberá redactar un proyecto de ley respetando las principales disposiciones de la iniciativa, y después hacer que el Parlamento la apruebe. Si no hubiese mayoría, el contraproyecto entraría en vigor directamente.

Los expertos prevén largos debates, en particular debido al tecnicismo del tema. Además, sólo el Partido Socialista y los Verdes han apoyado la iniciativa, la derecha y el centro se oponen.

Las indemnizaciones astronómicas, que aparecieron en Estados Unidos a principios de la década de 1980, debían atraer a dirigentes capaces de enderezar la situación de grandes multinacionales.

Poco a poco, las empresas europeas comenzaron a utilizar este dispositivo. Pero las exorbitantes indemnizaciones que recibieron algunos dirigentes, independientemente de los resultados alcanzados, levantaron vivas polémicas.