Al menos 30 soldados sirios y 23 rebeldes murieron en las últimas 24 horas en combates en el oeste de la provincia de Alepo (norte de Siria), donde los insurgentes derribaron un helicóptero del ejército, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

En todo el país, la violencia se cobró este lunes al menos 92 muertos, según un balance de esta organización con sede en el Reino Unido que se basa en una amplia red de militantes y fuentes médicas.

La mayoría de los combatientes muertos en la provincia de Alepo cayeron alrededor de la academia de policía de Khan al Asal, escenario de intensos enfrentamientos desde hace varios días, según la misma fuente.

Al norte de Alepo, un helicóptero se estrelló tras ser alcanzado cerca del aeropuerto militar de Mingh, asediado desde hace meses por los rebeldes, como parte de una campaña para apoderarse de los aeropuertos y neutralizar a la aviación, la gran baza del ejército, según el OSDH.

Un habitante de la zona contactado por la AFP precisó que el helicóptero fue derribado cuando intentaba aterrizar en la base.

Aunque los insurgentes han expulsado a las fuerzas del régimen de amplias porciones de territorio en las provincias de Alepo, Idleb (noroeste), Raqqa (norte) y Hassake (noreste), siguen bajo la amenaza de los bombardeos de la aviación y los disparos de misiles.

Este lunes, aviones de combate bombardearon pueblos de la zona de Jabal Zawiya, en la provincia de Idleb, causando al menos ocho muertos. También atacaron la periferia sureste y este de Damasco, matando a diez personas, según el OSDH.

En la capital, las tropas lealistas bombardearon Jobar, un bastión opositor, y mataron a un adulto y una niña. Además estallaron combates en el barrio de Qadam. Una niña murió por un disparo de mortero cerca del campo de refugiados palestinos de Yarmuk, según la misma fuente.

El diario Al Watan, cercano al poder, anunció este lunes que varios obuses de mortero disparados por “terroristas” cayeron el domingo “en iglesias de Damasco”.