Sin grandes sobresaltos transcurrió la noche inaugural del Festival de Viña del Mar en su versión 2013. Presentaciones musicales sólidas, un espacio de humor irregular y nuevamente el fantasma de una Competencia Internacional que se consolida como un incómodo segmento de relleno, marcaron el debut de la movida festivalera.

A continuación, los 3 puntos álgidos y los 3 decadentes de esta primera noche.

LO BUENO

Una gran Obertura: Contrario a años anteriores, esta jornada inaugural pudimos apreciar una obertura sobria y de gran talento, con los artistas del Circo del Mundo en su primer segmento, seguidos por una de las arias más conocidas de “La Traviata”, en voz de dos de los mejores representantes líricos chilenos de la actualidad, Tito Beltrán y Patricia Cifuentes.

La solidez de Maná: Puede no ser del gusto de todos, pero sus 38 años de experiencia pesan sobre el escenario, con un repertorio de temas que ya son parte del cancionero popular.

Pese a que ya no tiene la potencia vocal de años anteriores, Fher sigue siendo un líder carismático para una banda que sabe seducir sobre todo a sus fanáticas, las que corearon hipnotizadas cada uno de los temas durante sus casi 2 horas de presentación, cosechando todos los premios del certamen viñamarino.

La presencia refrescante de Chino & Nacho: El dúo venezolano resultó ser la contraparte perfecta para la experiencia de Maná. Aunque no llevan más de un lustro juntos, Jesús Miranda y Miguel Mendoza demostraron por qué fueron merecedores de un Grammy Latino, con temas tan románticos como bailables, que encendieron a la Quinta Vergara pese a que su actuación comenzó pasadas las 2 de la madrugada.

Sebastián Rodríguez | Agencia Uno

Sebastián Rodríguez | Agencia Uno

LO MALO

Un obsoleto Hermógenes Conache: El segmento del humorista penquista fue una de las grandes contradicciones de la noche. Esto porque si bien su rutina fue lenta, irregular y plagada de equivocaciones, logró llevarse las antorchas gracias a un monstruo que se evidenció excesivamente cariñoso.

Su presencia en Viña del Mar fue un buen homenaje para aquel cómico que hiciera ruborizar a la Dictadura en un lejano 1984 y que se repitiera el plato con éxito en 1991, sin embargo quedó claro que está en el ocaso de su carrera.

El bochorno de Azzu: Hace mucho tiempo que la Competencia Internacional de Viña dejó de ser la catapulta que jóvenes talentos requerían para consolidarse en el mundo artístico. Pero si bien ya estábamos acostumbrados a intérpretes nacionales insípidos que pasaban por la Quinta Vergara sin pena ni gloria, pocos recuerdos tenemos de un número tan deficiente como el presentado por Azzu.

La granerina intentó hacer bailar al público con su tema “Ven, ven bésame”, sin embargo acabó obteniendo la nota más baja de todos los competidores de la noche (un 3.5 en escala de 7) y la reprobación general del público en redes sociales.

Los desmadres de Eva Gómez: La criticada animadora del Festival no comenzó con el pie derecho su trabajo en Viña del Mar. Al vestido que usó durante la noche inaugural -muy parecido a la criticada prenda usada por Paulina Nin durante la gala- se sumó la prepúber efervescencia con que recibió a Maná en escena, calificándolos como “la banda de rock más influyente de todos los tiempos”.

Al parecer, el gen de las “piñericosas” es contagioso.

Sebastián Rodríguez | Agencia Uno

Sebastián Rodríguez | Agencia Uno