El director del Centro de Medicina del Deporte español, Fernando Gutiérrez Ortega, puso en duda este martes en su declaración como testigo en el juicio por la Operación Puerto la función terapéutica de las autotransfusiones sanguíneas en el deporte, que es una de las líneas de defensa del principal acusado, el doctor Eufemiano Fuentes.

“La reinfusión de una bolsa de sangre, para mí, no tiene una finalidad terapéutica. Está destinada a aumentar la carga de entrenamiento y el rendimiento físico, no a curar al deportista”, afirmó Gutiérrez ante la jueza, contradiciendo así la versión del doctor Fuentes, acusado de un delito contra la salud pública.

Fuentes había defendido en su declaración en el segundo día del juicio que con las autotransfusiones había protegido la integridad física de sus pacientes deportistas de alto nivel, restableciendo su nivel normal de hematocritos, pero Gutiérrez, autor en 2006 de un informe sobre los riesgos ligados a la utilización de sustancias prohibidas en el deporte, mostró su desacuerdo con esta teoría.

“Los riesgos que presenta una autotransfusión en este caso son mucho más elevados que los beneficios que comporta”, declaró el experto, refiriéndose a las posibilidades de trombosis y riesgos cardiovasculares debido a un aumento de la viscosidad de la sangre, que implica una autotransfusión.

“Un deportista al que se le detecte un hematocrito bajo debe, para mí, ser sometido a reposo y tratado con métodos lícitos a base de hierro o ácido fólico y no recurrir a una autotransfusión que, por definición, implica riesgos”, dijo el experto.

Por último, Gutiérrez consideró que la sangre “puede ser considerada como un medicamento” en la medida en que puede tener una función fisiológica de cura. Un asunto que tiene su importancia en el sentido de que una cierta interpretación del código penal podría requerir la utilización previa de un medicamento para hablar de delito contra la salud pública.