El suicidio de un desempleado, que se inmoló con fuego el miércoles en Nantes, se suma a otros casos similares registrados en Europa durante los últimos años, los que se dan con más frecuencia en los países afectados por la crisis económica y la recesión.

Según los reportes policiales sobre los fallecidos, en la mayoría de los casos se debe a una desesperanza al no poder conseguir un sueldo para cancelar las deudas, alimentar a los hijos o dar una calidad de vida digna a sus familias.

El 8 de agosto de 2012 en Francia un desempleado de 51 años, privado de subsidios desde mayo y al que se le reclamaban por cuarta vez documentos justificativos complementarios, se suicidó en las oficinas de una institución pública, la Caja de Subsidios Familiares en Mantes-la-Jolie prendiéndose fuego durante una reunión con un funcionario del organismo.

En octubre de 2012, una mujer de 52 años en difícil situación social se prendió fuego en la oficina del alcalde de su ciudad, Hazebrouck, falleciendo pocos días después.

El 26 de abril de 2011, un empleado de la firma de telecomunicaciones France-Télécom-Orange de 57 años de edad se inmoló con fuego en el estacionamiento de la empresa en Mérignac. En la misma empresa se habían registrado 35 suicidios de empleados entre 2008 y 2009 esencialmente por casos de acoso en el trabajo.

El 2 de enero en España, un desempleado de 57 años se inmoló con fuego en Málaga. Al día siguiente, otro hombre (63) fue encontrado en un automóvil incendiado junto a una autopista, en lo que fue también probablemente una tentativa de suicidio. Los dos hombres murieron después a raíz de las quemaduras.

El 28 de marzo de 2012 en Bolonia, Italia, un albañil de 58 años, demandado por no haber pagado sus deudas, se prendió fuego a lo bonzo, agonizó durante nueve días y finalmente falleció.

En la misma época, un albañil marroquí de 27 años se suicidó con fuego en una plaza de Verona, tras haber gritado que no había cobrado un sueldo desde hacía cuatro meses.

El 4 de abril de 2012, en Grecia, un farmacéutico jubilado de 77 años de edad se suicidó en Atenas pegándose un tiro en la cabeza cerca del Parlamento, en momentos en que se multiplicaban las manifestaciones contra la austeridad. Enfermo de cáncer, acusaba al Estado de haber dejado a los jubilados sin recursos.

El 28 de junio del mismo año, un hombre de 45 años, empleado en establecimiento bancario en reestructuración, se suicidó saltando desde el peñón de la Acrópolis.