La muerte de los 16 fanáticos de O´Higgins marca una gran diferencia entre un hincha y un “dueño de barra”. Estos últimos son los que durante años recorrieron el país y Sudamérica con los viajes pagados por dirigentes. Esta tragedia nacional nos muestra a los reales hinchas del fútbol, esos que “inventan” lo que sea para viajar y seguir sus colores.

Conozco un grupo que viaja, a lo menos, dos o tres veces al año. Junta la plata, divide los gastos y jamás ha recibido el apoyo del club. Ahí vuelvo a marcar la diferencia. Tenemos que recuperar al real fanático del fútbol, ese que el domingo canta y grita en la galería con toda su familia.

Las políticas gubernamentales no han logrado “la vuelta de la familia al fútbol”, ya que algunos “dueños de barra” siguen protegidos por los clubes. ¿Vamos a comparar a una de las 16 víctimas con algun líder de barra brava? Yo no lo haría, los primeros son decentes, los últimos están muy lejos de serlo.

¿Qué prefiere la gente? ¿Una familia entrando al estadio o un delincuente alentando a su club? Si hay tantas leyes y preocupación del gobierno, ¿por qué algunos de estos personajes sigue asistiendo a los estadios? La respuesta la saben sólo ellos. Ahora solamente me queda decir que el hincha que vale la pena está reflejado en los 16, no en la manga de delincuentes que continúan contaminando lo poco bueno que queda del fútbol chileno.