El Pentágono respaldó el pasado verano boreal la propuesta de armar a la oposición siria, reconoció este jueves el secretario de Defensa estadounidense Leon Panetta, en una comparecencia en la que también defendió la gestión ante el ataque contra el consulado de su país en Bengasi.

Sin embargo, a la administración de Barack Obama le preocuparon los riesgos de introducir más armas en el conflicto que opone a los rebeldes sirios con el régimen de Bashar al Asad y rechazó la idea, decantándose por ofrecer ayuda humanitaria.

La idea fue propuesta en el verano boreal de 2012 por la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, tras reunirse en privado con David Petraeus, que en ese momento encabezaba la CIA.

El plan entregado a la Casa Blanca, que a la postre no se adoptó, pretendía investigar a los grupos rebeldes y entrenar efectivos, según publicó el diario The New York Times citando fuentes oficiales.

En su comparecencia ante el Comité de Seguridad del Senado, tanto Panetta como el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Martin Dempsey, admitieron sin cuestionamientos que ambos apoyaron la recomendación de Clinton y Petraeus.

En una entrevista exclusiva concedida la semana pasada a la AFP, Panetta habló de la creciente preocupación por parte de Washington de que el caos en Siria permita a Hezbolá obtener sofisticado armamento por parte del régimen de Damasco.

Por otra parte, Panetta también hizo referencia a la gestión del Pentágono durante el ataque contra el consulado de Bengasi en setiembre pasado, argumentando que las fuerzas armadas no son un servicio de emergencia al que se pueda recurrir telefoneando al 911.

“Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos no son, y francamente, no deberían ser un servicio de 911 capaz de llegar al lugar en pocos minutos frente a cualquier acontecimiento imprevisto en el mundo”, declaró el secretario ante la comisión, que trabaja sobre el atentado del 11 de setiembre de 2012 en Bengasi (al este de Libia) en el que murieron el embajador Christopher Stevens y otros tres estadounidenses.

“Las Fuerzas Armadas no tiene ni los recursos ni la responsabilidad de mantener un cuartel de bomberos en cada establecimiento estadounidense que hay en el mundo”, sostuvo.

El ataque, perpretado con armas de guerra y explosivos por militantes islamistas, desencadenó una tormenta política dentro de Estados Unidos, fomentada por la oposición republicana contra el gobierno de Barack Obama, y en especial contra la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, quien a fines de enero defendió fuertemente la actuación de su Departamento tras el ataque, y lamentó “profundamente” la muerte de sus compatriotas.