La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) publicó un informe donde se establece la exclusiva responsabilidad del piloto de la aeronave que en marzo del año pasado estrelló su avión comercial en la ladera de un cerro en Chiloé, falleciendo sus 8 ocupantes.

El accidente aéreo ocurrió la mañana del 1 de marzo de 2012 a ocho millas náuticas al suroeste del aeródromo de Quellón, en la provincia de Chiloé. La aeronave Piper, con siete pasajeros a bordo que habían despegado desde el aeródromo de Melinka en la región de Aysén, era piloteada por Ricardo Hein Bahamonde.

Según lo establece la resolución emitida por la DGAC, con fecha 6 de diciembre del año 2012, el piloto comercial mantenía vigente su licencia y habilitación que le permitían operar la aeronave bajo las reglas de vuelo visual, pero no contaba con la habilitación para volar bajo las reglas de vuelo por instrumentos.

El informe agrega, que momentos antes del fuerte impacto contra la ladera de un cerro, el piloto no mantenía referencias visuales con el terreno, lo que sumado al ángulo de impacto, el estado de destrucción de la aeronave y a la dispersión de los restos, hace presumir que perdió toda viasualización y no se percató de la montaña; señales que lo responsabilizan a él directamente por esta tragedia.

Al respecto, José Valderrama, padre del ingeniero naval Andrés Valderrama -uno de los 7 pasajeros fallecidos- expresó en exclusiva a Radio Bío Bío su molestia y preocupación por el resultado de este informe, que exculpa de toda responsabilidad a la labor fiscalizadora de la Dirección General de Aeronáutica Civil, criticando de paso a los parlamentarios por no modificar la legislación al respecto.

Desde la Fiscalía Local de Quellón, se informó que el fiscal Rodrigo Valladares -que investiga el caso- no emitirá declaraciones por el momento, priorizando por ahora el contacto con las familias de las ocho víctimas fatales que dejó este accidente.