Los 17 cadáveres que corresponderían a los integrantes del grupo musical Kombo Kolombia desaparecidos el viernes pasado fueron extraídos de un pozo de agua en el norte de México, de los cuales 14 han sido identificados, informó este martes la fiscalía estatal.

Los cuerpos de 17 integrantes del grupo musical secuestrados el viernes en la madrugada, 13 músicos y cuatro técnicos, fueron extraídos de un pozo donde los arrojaron miembros de una organización criminal, dijo a la AFP un agente de la fiscalía de Nuevo León.

“Sólo faltan tres cuerpos por identificar como integrantes del grupo musical. Se están haciendo pruebas de ADN con los familiares, presumimos que, en efecto, sean las personas (que pertenecen al grupo musical) que faltaban por encontrar”, indicó el agente.

Un total de 18 integrantes de la agrupación Kombo Kolombia fueron secuestrados el viernes en la madrugada cuando tocaban en una fiesta en el municipio de Hidalgo, en el estado de Nuevo León (norte), incluido el tecladista colombiano Heiner Cuéllar. Uno de los músicos rehenes logró escapar y dar aviso a las autoridades.

El pozo en el que fueron encontrados los cuerpos, baleados y con huellas de tortura, se encuentra en una finca abandonada en el municipio de Mina, cercano a Hidalgo, a unos 200 km de Monterrey, capital de Nuevo León.

Las labores de búsqueda, que comenzaron el domingo pasado, se dificultaron por la estrechez del pozo y porque el personal de protección civil tuvo que sacar el agua con una bomba hidráulica para encontrar los cuerpos.

Según una fuente cercana a las investigaciones, una de las líneas que sigue la fiscalía es que el grupo musical podría estar vinculado con el cartel de Los Zetas, uno de los más poderosos y sanguinarios que actúan en México.

Este cartel, formado por ex militares a mediados de los 1990, controla, según la fuente, algunos de los sitios donde tocaba Kombo Kolombia, y los responsables de la masacre serían miembros del cartel de Sinaloa, rival de Los Zetas.

El diario Reporte Indigo, citando a fuentes de la Procuraduría, dijo que el crimen de los músicos, que interpretaban música de vallenato, “formaría parte de la guerra que libran en Nuevo León los Zetas y sus rivales”.

Familiares de los músicos pidieron no criminalizar a las víctimas.