El incendio en el sur de Brasil donde murieron 232 personas provocó que uno de sus dueños intentara suicidarse, y que más de 20 ciudades del sur del país suspendieran el Carnaval.

Uno de los socios de la discoteca Kiss de Santa María, Elissandro Sphor, intentó suicidarse el martes con el cable del sistema de ducha eléctrica del hospital donde está internado, bajo detención policial.

“Fue a ducharse, retiró la manguera de la ducha y la dispuso para ahorcarse. Un policía se anticipó antes de que lo llevara a cabo. Era claro que quería ahorcarse”, dijo la comisaria Lilian Carus, de la policía civil de Cruz Alta, municipio cercano a Santa María.

El otro dueño de la discoteca también fue arrestado, al igual que dos integrantes de la banda musical “Gurizada Fandangueira” que lanzaron fuegos de artificio, destinados a espacios abiertos, adentro de la discoteca y provocaron el incendio.

Mientras sigue subiendo el número de personas hospitalizadas por graves problemas respiratorios, más de 20 ciudades de Rio Grande do Sul, incluida la universitaria Santa Maróa, han suspendido las celebraciones de Carnaval tras el siniestro, el segundo peor en la historia del país.

La policía realizó el miércoles una reconstrucción inicial del accidente con algunos testigos y “todos afirmaron que el fuego comenzó en el mismo lugar, en el techo, del lado derecho del palco, donde el vocalista de la banda hacía un espectáculo pirotécnico”, dijo el comisario Sandro Meinerz, uno de los responsables de la investigación, al sitio G1 de la red Globo.

El saldo de muertos, la mayoría intoxicados, ascendió a 235, tras el fallecimiento el martes de un joven hospitalizado y con quemaduras en 70% del cuerpo. Un día antes, su madre había enterrado a otro hijo, también fallecido en el incendio de la discoteca.

El número de personas hospitalizadas tras el incendio aumentó a 143, con 75 en riesgo de muerte, según el último balance oficial.

Muchos jóvenes que escaparon con vida han presentado síntomas de intoxicación por el humo o “neumonitis química”, que puede aparecer hasta cinco días después del accidente y que puede ser grave, informó a la estatal agencia Brasil el portavoz de la Fuerza Nacional del Sistema de Salud Pública, Neio Pereira.

“Más de 500 personas recibieron atención médica desde el domingo”, indicó a periodistas el ministro de Salud, Alexandre Padilha, y agradeció a los gobiernos de Argentina, Uruguay, Perú, Chile y Cuba, que pusieron sus bancos de piel a disposición de Brasil para atender a los 20 pacientes que tienen quemaduras graves.

La policía ha interrogado a 160 personas como parte de su investigación.

Lo que ya sabemos es que “el fuego comenzó con un elemento pirotécnico, y que las personas no consiguieron salir del local, por unas cinco o seis circunstancias”, entre ellas que “el extintor de incendio no funcionó” y que “había demasiada gente” en la discoteca, sostuvo el miércoles el jefe de policía Marcelo Arigony.

“Nos parece que esa casa no podía funcionar.Fueron hechas reformas sin fiscalización”, declaró Arigony.

Según Vanessa Vasconcelos, una joven que trabajó en la discoteca hasta diciembre pasado y que perdió a su hermana en el accidente, Sphor “pensaba que los extintores eran feos” y “ordenaba sacarlos”.

“Sólo los colocaba de vuelta cuando había una inspección o pensaba que la habría”, agregó en declaraciones a G1. El abogado de Sphor rechazó la información.

La policía sospecha también que la única puerta del lugar no era suficientemente ancha, que la salida no estaba bien señalizada, y que las entradas a los baños -donde murieron asfixiadas 180 personas- se confundía con la salida.

La discoteca tenía el permiso para operar vencido, según la policía y los bomberos.

Sobrevivientes indicaron que al inicio del fuego agentes de seguridad bloquearon la puerta.